Los hombres siempre dicen la verdad
La conclusión es evidente. La palabra de las mujeres es siempre motivo de duda, debe ser puesta en entredicho, debe ser demostrada y, solo entonces, quizás sea creída. Lo que sería más o menos razonable si no fuera porque la de los hombres (gays o heteros) es siempre valiosa, creída, válida.
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