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El espejismo de la copa de champán

El 1% de la población posee el 45,8% de la riqueza mundial. Mientras, la mitad de la humanidad se reparte el 1,3%. Así lo recoge el informe 2020 de la empresa de servicios financieros Credit Suisse.

El 1% más rico de la población dispone del 45,8% de toda la riqueza mundial, mientras que más de la mitad de la humanidad se reparte el 1,3%.

Así lo recoge el informe 2020 de la empresa de servicios financieros Credit Suisse. Cada año, esta entidad elabora un informe sobre riqueza global en el que recoge gran cantidad de datos respecto al reparto de la riqueza mundial. De hecho, de estos informes saca Oxfam Intermón los datos que emplean en sus campañas de presión social en favor de políticas redistributivas.

Y es que la concentración de riqueza no para de aumentar. Recuerdo que cuando empecé a interesarme en estos asuntos, a principios de este siglo, se utilizaba una gráfica con datos de la década de los 90 que reflejaba que el 20% más rico del planeta concentraba el 80% de la riqueza, y viceversa, el 80% más pobre acumulaba el 20% de la riqueza. Era la famosa gráfica de la copa de champán, a la que los defensores del sistema capitalista respondían que esa copa “rebosaría” y, por tanto, la riqueza llegaría a las capas inferiores.

A esta teoría se le conoce como ‘Efecto derrame’ (trickle-down economics, en inglés). La realidad es que no ha habido efecto derrame, sino que la copa se sigue llenando y su tallo sigue menguando: el 88% más pobre acumula el 15% de la riqueza, mientras que el 12% más rico dispone del 85% de la misma. Sería más preciso hablar de 90-10 que de 80-20.

Estos datos solo consideran a las personas adultas, por lo que, si incluyéramos a la infancia, las cifras serían aún más extremas ya que, por ejemplo, África tiene una enorme población infantil. Y es que a pesar de la gravedad de las situaciones de pobreza y exclusión en España y en los países enriquecidos, la magnitud del problema en otras regiones del mundo es sencillamente incomparable: el 90% de africanos y el 80% de indios se encuentran en la base de la pirámide, mientras que en España estaríamos hablando del 17%.

En estos tiempos de repliegues identitarios, xenofobia y odio, más que nunca es necesaria una visión fraternal que nos permita ver los problemas sociales con la perspectiva global que requieren»

En años anteriores la situación era incluso peor, ya que en 2016 en la franja inferior llegó a estar el 71% de la población. La mejora de estos años se debe a China, ya que ha logrado que la mayor parte de sus ciudadanos suban al siguiente estrato. Así, el 66% de las personas chinas se encuentran en esa franja de 10.000 – 100.000. Pocos años antes la cifra era un 30% menor.

La alusión a China me obliga a mencionar un aspecto esencial respecto al “progreso” o “desarrollo”. Y es que la reducción de la desigualdad y el aumento del bienestar y progreso debe ser sostenible. Es algo que nunca se ha conseguido. Ningún país, haya tomado las medidas económicas y políticas que haya tomado, ha conseguido encontrar un modelo de desarrollo que sea sostenible. El dato que aporta David Harvey en su libro ‘Marx, el capital y la locura de la razón económica’ es muy ilustrativo: en China, entre 2011 y 2013 se usó un 50% más que todo el cemento empleado en Estados Unidos en todo el siglo XX.

Las grandes potencias no solo no están dispuestas a cambiar de sistema, sino que ni siquiera están dispuestas a reformarlo: los actuales compromisos medioambientales de Europa, Estados Unidos y China llevan a la devastación del planeta.

En estos tiempos de repliegues identitarios, xenofobia y odio, más que nunca es necesaria una visión fraternal que nos permita ver los problemas sociales con la perspectiva global que requieren.   

Javier Saborido

Técnico Educación para el Desarrollo.

Un comentario en «El espejismo de la copa de champán»

  • ¡Enhorabuena por el articulo! No conocía el dato de China y el cemento, me parece impresionante y muy visual. Gracias.

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