Antonio Gallardo, ‘El Pecas’: «Todos los días me pregunto qué habría hecho de no venirme a EEUU»
Fotografía: Antonio Gallardo, jockey jerezano que triunfa en Estados Unidos./ Cedida
Conserva el brillo en los ojos, las ansias de superarse y la estrecha unión con su familia a pesar de los miles de kilómetros que le separan de su tierra natal y de los viajes que conlleva competir en los Estados Unidos. Antonio Gallardo (Jerez, 1987), uno de los mejores jockeys del mundo, charla con OtroPeriodismo sobre sus logros y aspiraciones: «Le dije a mi mamá que Dios me había reservado algo grande y, efectivamente, algo grande no, algo grandísimo».
“¿Hola, mi amor? ¿Qué haces, gorda? Did you miss me?”. Con tremenda ternura recibe a su pequeña, hilvanando con absoluta naturalidad expresiones en español e inglés. Quién lo hubiese dicho de él, ese joven jerezano que no prestaba atención en clase porque tenía la cabeza puesta en los caballos. Le corría por las venas las ansias de competir como jinete de carreras y lo ha conseguido convirtiéndose en un grande.
A sus 30 años, Antonio Alonso Gallardo (Jerez, 1987), ‘El Pecas’ como le bautizaron en su tierra natal, se ha labrado un nombre en el mundo de la hípica (turf). “La gente cree que fue un camino de flores”, comenta mientras anda varios metros desde la cuadra, donde ha estado tratando a uno de los caballos que cuida, a su casa. Esa finca de Florida (Estados Unido) en la que vive ahora –ubicada junto a la ciudad y al hipódromo– es uno de sus sueños alcanzados.
Una aplicación le ayuda a recopilar la información de su trayectoria desde que aterrizó en el continente norteamericano: 26 millones logrados en premios, casi 6.800 carreras montadas, número uno en unas 2.300, la misma cantidad de veces que al finalizar e imponerse a sus contrincantes ha efectuado con parsimonia su ritual: se persigna, alza la mirada mirando al cielo da gracias a los dos: a Dios y a su abuelo, jockey al que nunca vio competir.
Jamás pensó que fuese fácil la conquista de las pistas americanas. Una década después de poner sus pies allí, “parece que lo estoy consiguiendo, sigo rompiendo mis récords”, sacrificando tiempo, cuidando su forma física y viajando, persigue la Triple Corona (Kentucky, Preakness y Belmont).
OtroPeriodismo.- Siguió los pasos de su abuelo, ahora es padre de un niño y una niña. ¿A qué le gustaría que se dedicasen?
Antonio Gallardo.- No quiero ni decirlo porque basta que lo diga para que pase. Realmente quiero que hagan lo que deseen. No me gustaría que fuesen jockeys, es un deporte muy arriesgado y sacrificado. Seis meses viajando solo, no puedes comer, debes cuidar la forma de hablar… No me gustaría ver a mi hijo y a mi hija sufrir lo que sufrí yo. Ahora porque soy Antonio Gallardo, ya tengo nombre y todo se ve de flores, pero mira para atrás, lo que sufrí yo. Es uno de los pocos deportes que lleva una ambulancia detrás.
OP- ¿Qué le diría a la persona que piense en marcharse de su tierra para conseguir su sueño?
AG.- Que hay doscientos como él que quieren lo mismo. No puede olvidar lo que viene a buscar. Lo más importante es creer en uno mismo, esforzarse y trabajar mucho, pensar que sí se puede, aunque no es fácil. Se va a encontrar solo y lo va a pasar muy mal, pero no hay que perder el sueño que viniste a cumplir.
OP.- ¿Cómo ve a España desde ahí?
AG.- Me parece brutal lo que está pasando allí. La cantidad de gente que roba. Da igual si tienes un contrato indefinido o no; si quieren, te echan. Creo que hay mucha pobreza y que se podría manejar mejor.
No me gustaría ver a mi hijo y a mi hija sufrir lo que sufrí yo. Ahora porque soy Antonio Gallardo, ya tengo nombre y todo se ve de flores, pero mira para atrás»
OP.- ¿Los americanos se sienten superiores?
AG.-. Los americanos son gente que van a lo suyo, tanto que van al supermercado en pijama; les da igual todo y no hablan de los demás… No creo que piensen mucho en los demás países. Cuando me mudé a esta casa los vecinos me visitaron con tarta y champán sin saber quién era, igual que en las películas.
Recuerda que con apenas ocho años participó en los primeros concursos de salto en Chapín y raid —disciplina ecuestre de velocidad y resistencia física–. Por fin a los 16 comenzó a seguir los pasos de su abuelo y su tío ambos jockeys a quienes jamás vio correr pero que le contagiaron el amor por el caballo y el hambre de correr.
Una mujer, la entrenadora Jennifer Bidgood le propuso ir a Miami tres meses en 2009, La forma diferente forma de montar, el completo desconocimiento del idioma, dormir en el suelo varios días y, lo peor, se encontraba solo, le hicieron flaquear muchas veces. Por fortuna no tiró la toalla.
OP.- ¿El mundo de la hípica (turf) en el que se mueve es sólo de hombres en Norteamérica?
AG.- No, para nada. Aquí hay bastantes mujeres jockeys.
OP.- ¿Y en España?
AG.- Ahí puede ser que sí, es más duro para ellas.
OP.- En general, ¿somos en España más machistas?
AG.- Pff… creo que sí. Y ya ves, pasa como con el toro: la mujer se mueve más rápido y más bonito que un hombre, seguro. ¿Y por qué la mujer no torea? Si es un mundo de hombres cerrado, para mí eso es machismo. Si aquí hubiera toros y una mujer quisiera ser torera, aquí lo conseguiría.
OP.- ¿Cómo se vive siendo una estrella en Florida?
AG.- Se pasa bien. Mi primo se asombra, dice que no puede andar conmigo porque la gente me pide fotos y autógrafos. Es bonito que te reconozcan y te halaguen. Depende de cada persona. Hay jockeys que tal y como vinieron arriba, bajaron; se les subió a la cabeza. A mí no. Si tengo que estar diez minutos con haciéndome fotos o con ellos en mi tiempo de descanso, lo hago. Yo recuerdo cuando era pequeño y a mí me gustaba verlos.
OP.- Todo parece muy glamuroso, ¿lo es?
AG.- (Ríe). Sí, de película. Me encanta todo, es diferente.
Durante la charla con OtroPeriodismo su móvil no para de sonar.
AG.- Disculpa, siempre es así. Los amigos, el agente que me lo lleva todo.
OP.- ¿Tiene mucho contacto con tu gente de España?
AG.- Sí, sí, estamos mucho contacto con mis padres, mis primos… Mi familia es una piña: si uno llora, todos lloramos; si uno está contento, todos estamos contentos.
OP.- ¿Le enseñó a su madre cómo ver las carreras desde España?
AG.- Sí… Ahí metí bien la pata, ve el peligro.
OP.- ¿Cree en Dios?
AG.- Claro que sí, fue él quien me salvó la vida en una caída muy grave con 18 años en Madrid. Cuando me recuperé le dije a mi mamá que Dios me había reservado algo grande y, efectivamente, algo grande no, algo grandísimo. Si practicas este negocio tienes que creer en Dios porque es peligroso y suceden accidentes muy graves.
OP.- ¿Cómo cree que sería ahora Antonio Gallardo si no te hubieras ido y qué estaría haciendo?
AG.- Te voy a decir una cosa: es una gran pregunta porque nadie me lo ha preguntado, te lo juro por mi madre que he tenido muchísimas entrevistas en Estados Unidos y ahí (España) y no me lo han preguntado. Yo todos los días me pregunto qué habría hecho de no venirme a Estados Unidos». Pienso y no sabría… con las pocas carreras y dinero que hay allí. No hubiera conseguido todo lo que he logrado, ni hubiera podido ayudar a mi familia. Con la crisis mi hermana se tuvo que ir a Barcelona, y yo en Estados Unidos… Imagínate mi vieja, con sus dos hijos fuera.
OP.- ¿Qué le parece lo que está sucediendo en Cataluña?
AG.- De locos.
OP.- ¿Le duele?
AG.- Claro que me duele.
OP.- ¿Piensa regresar a España?
AG.- No, si puedo. Es complicado permanecer allí con el nivel de vida actual. Voy a tratar de quedarme aquí. En principio, me gustaría retirarme a los cuarenta. Ahora, si me siento con ganas, en un buen momento y me apetece continuar un par de años más, lo haré.
Periodista.