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Cristina García Rodero: la mirada de una mujer libre

Desde las fiestas españolas, hasta la captura de rituales, bailes y culturas alrededor del mundo… Su obra, de estilo propio y con una visión ingeniosa, han llevado a esta fotógrafa española a la cima de fotografía.

La imagen de aquellos niños en el campo de refugiados se antojaba desgarradora. Era la Guerra de Kosovo. Acabó afectando a la región de Macedonia, donde se establecieron los campos de refugiados. Los pequeños lloraban. Se escuchaban quejas, susurros, había tristeza en el ambiente. A su alrededor solo observaba sufrimiento y dolor. Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) fue incapaz de mantenerse sosegada en esas circunstancias. Captó el instante.

Después de desarrollar durante su juventud una pasión por plasmar temas sociales, decidió viajar por el mundo para poder seguir evolucionando en su labor, la fotografía. 

Hasta ese entonces se la conocía por un proyecto de más de 15.000 fotos centrándose en el mundo de las fiestas populares y las costumbres españolas al que dedicó 15 años de trabajo y esfuerzo. No era suficiente para su desarrollo profesional y personal, así que puso rumbo a otros países

La fotógrafa, Cristina García Rodero./ Wikipedia

Sin embargo, García Rodero siempre evitaba captar el sufrimiento ajeno en sus imágenes, aunque no dudó en utilizar dichas fotos como crítica social a lo que estaba ocurriendo en aquel país.“El dolor, la muerte, la enfermedad; todo lo que es íntimo me cuesta, porque tengo mucho sentido del pudor”, comentaba la fotógrafa en una entrevista para Jot Down.

Realizó todo un proyecto exclusivo en ese campo de refugiados. Transmitía la agonía de la gente y la incertidumbre sobre el fin de aquel calvario para poder volver a sus hogares. Cristina Rodero llevó su pasión al extremo opuesto por el que comenzó.  Hasta entonces su fotografía se había centrado en fiestas y cultos. Plasmaba el disfrute y la dedicación de las personas. Este trabajo supuso para ella un esfuerzo titánico. 

La fascinación por esta profesión viene heredada de su padre quien tomaba imágenes de la familia cuando ella aún era pequeña. De ahí que asociaba la fotografía a recuerdos y buenos momentos. En ocasiones usaba la cámara de su progenitor hasta que, con 16 años, tuvo la oportunidad de hacerse con una propia, dando rienda suelta a su imaginación. Siempre entusiasta del aprendizaje y el dibujo.

Durante su viaje de estudios a Florencia sintió una enorme frustración. A tanto llegó la situación que volcó su desesperación en la fotografía. Se lanzó a las calles cámara en mano para adentrarse en manifestaciones y enfocar esos momentos bajo su lente. 

El esfuerzo y la evolución de esta mujer la catapultaron a la cima de la fotografía. Se convirtió en miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la primera y única persona de nacionalidad española integrante de la prestigiosa Agencia Magnum.

Se convirtió en miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y la primera persona de nacionalidad española integrante de la prestigiosa Agencia Magnum, y la única hasta julio de 2019, cuando fue admitida la también fotógrafa española Cristina de Middel.

Esta exitosa fotógrafa española buscaba un estilo peculiar en sus fotos, basado en el blanco y negro, dando un toque de misterio e intriga. Esto, junto a su peculiaridad a la hora de plasmar tradiciones religiosas –aunque no se considera creyente–, fue lo que llamó la atención de la agencia, 

Creo que aporto una mirada de libertad y de creatividad, siendo todos fotógrafos muy creativos, pero yo he hecho siempre mi trabajo como he querido, nunca he tenido la presión de ningún medio, de ningún jefe. Creo que esa libertad ha construido una obra particular y ahí sí que te digo que el hecho de ser mujer, esa mirada de mujer, ha determinado una obra”.

Se convirtió en miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y la primera persona de nacionalidad española integrante de la prestigiosa Agencia Magnum

Sus viajes fueron de gran utilidad para enriquecerse de las diferentes y opuestas culturas alrededor del mundo. Su mente nunca deja de carburar. Septuagenaria, no piensa poner fin a su labor fotográfica. Adora su trabajo. 

Ha dedicado su vida dedicado por completo a la labor artística, documental y fotográfica, consiguiendo calar en la visión de la gente convirtiéndose así en una de las representantes del fotodocumental.Pido que la ilusión no se me agote. Que todo lo que viene en mi contra no me haga tirar la toalla. Voy a seguir luchando por mi obra, pero también por la de los que vienen detrás. Pelearé porque haya un centro que gestione la fotografía en España y un espacio para gente consagrada y para gente que comienza en la disciplina”, afirma para el blog Siete de un golpe.

 

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