Entrevistas

«Asociaciones de mujeres ven la custodia compartida como un negocio»

Hace 15 años sufrió una regresión en su vida a raíz de su separación. Juan Carlos López (1962) tuvo problemas con la que había sido su mujer relacionados con los negocios que compartían y a la hora de ver a sus dos hijos. Entonces buscó cobijo y apoyo en una organización de la que es presidente nacional desde 2013, la Asociación de Padres de Familia Separados (APFS).

Hace 15 años sufrió una regresión en su vida a raíz de su separación. Juan Carlos López (1962) tuvo problemas con la que había sido su mujer relacionados con los negocios que compartían y a la hora de ver a sus dos hijos. Entonces buscó cobijo y apoyo en una organización de la que es presidente nacional desde 2013, la Asociación de Padres de Familia Separados (APFS). La APFS reivindica la custodia compartida como primera opción, así como el reparto equitativo de derechos y deberes. Advierte de que la situación de desigualdad de los hombres en los procesos de separación lleva a algunos a quitarse la vida, señala que la custodia monoparental es una actitud machista contra la mujer y que el negocio de los conflictos matrimoniales mueve 50.000.000 de euros al año.

OP.- ¿A partir de qué momento o por qué razón los padres se han dado cuenta de que sus derechos estaban siendo mermados con respecto a la crianza de sus hijos una vez que se separaban? ¿Cuál cree que ha sido el punto de inflexión?

JC.- Cuando me separé sí es cierto que había personas que peleaban por los derechos de los hijos. El principal problema fue que no se contemplaba prácticamente nada, se otorgaba la custodia a la madre, la patria potestad compartida y el padre pagaba los alimentos. Los mismos legisladores, jueces y abogados han caído en esta tesitura. Es decir, ellos se han separado y han tenido el mismo problema porque no es una cuestión de ricos o pobres. Hace aproximadamente diez años, por medio de asociaciones de abogados de familia, jueces y demás, se han dado cuenta de que en otros países como Francia y Portugal los derechos y deberes son igualitarios en todos los sentidos. Aquí no avanzamos mucho porque asociaciones de mujeres ven la custodia compartida como un negocio: mientras sigamos viviendo de nuestros exmaridos, seguiremos luchando por tener la custodia de nuestros hijos. De hecho, ahí está la multitud de denuncias falsas que hay en este país.

OP.- ¿Qué opina sobre el régimen de visitas de los padres que son condenados por violencia de género?

JC.- Lo primero que hay que hacer es separar violencia de padres separados. Es uno de los temas más escabrosos que tenemos. No todos somos violentos.

OP.- Disculpe, he acotado en la pregunta refiriéndome solo a aquellos que sí han sido condenados, no denunciados.

JC.- Ah, según el tipo de condena. Cuando hay una lacra social, un atentado a una persona, mujer u hombre, hay que privarle de las libertades que pueda tener. Soy partidario de que, si es cierto que está demostrado, se prive de todo lo que haya que privarle, pero solamente cuando esté demostrado. Cuando sea, como se está haciendo ahora, que con una sola denuncia sin demostrar absolutamente nada… No se puede acceder a la custodia compartida si tienes una denuncia de violencia de género, por eso yo intentaría llegar al fondo de la cuestión y, si realmente es un maltratador o una maltratadora —que ese es otro tema—, que se les quiten los regímenes de visitas y que les caiga todo el peso de la ley.

OP.- ¿Admitís en la asociación a personas que tengan denuncia por violencia machista?

JC.- Nosotros no tenemos a este tipo de gente. Antes de que entren en la asociación les ven nuestros psicólogos y demás. La persona que tenga perfil de maltratador no tiene cabida en nuestra asociación, claramente. Sí que hay cierto que hay quien ha sido denunciado, pero eran denuncias falsas; condenados, no. Sí que es cierto que tuvimos a una persona que en su día fue condenado y después fue demostrado que era una denuncia falsa, nada más. Filtramos a este tipo de gente porque no tienen cabida con nosotros.

OP.- ¿Considera que privar de la custodia compartida, a pesar de que le permitan ver a los hijos con un régimen de visitas, es maltrato?

JC.- Claro. Hay que tener claro desde qué punto de vista se quiere ver la custodia compartida: desde el punto de vista de los progenitores o del menor porque es un derecho que tiene y que está vulnerado. Si se le priva al menor de poder ver a uno de sus progenitores, se está cometiendo un delito. Por otro lado, a los progenitores se les priva de esa opción que tienen porque la ley en sí la contempla. Nos nos hemos inventado la custodia compartida hace cuatro días, es una forma jurídica que existe, otra cosa es que se quiera en los juzgados. Para mí es una forma de maltrato privar a una persona de la custodia compartida.

OP.- ¿Cree que las personas que están a favor de la custodia compartida sois feministas, que estáis a favor de la igualdad, y que quienes no la defiendan, no?

JC.- No se trata de un tema ni de machismo ni de feminismo. Es un tema de costumbres o de pensamiento. Una persona que se separe debe entender que los hijos son de los dos y que es indivisible. Lógicamente, hay que intentar defender tus derechos, pero tus derechos como hombre no pasan por vulnerar los derechos de la mujer, ni del menor.

OP.- ¿Está a favor de la plena igualdad derechos en todos los ámbitos?

JC.- Sí, sí, sí. A nivel de asociación, reclamamos que la mujer tenga su propia independencia económica, que cobren los mismos sueldos. De hecho la custodia monoparental es una actitud machista contra la mujer. Si a ti por ser mujer te obligan a quedarte con tus hijos, te limitan tu tiempo de trabajo. Si hay que ir a llevar a un hijo al médico o al colegio, también tiene un padre. Eso es lo que buscamos, la igualdad, lo más parecido al 50%. Tenemos, por ejemplo, una custodia compartida de una madre que es profesora y un hombre camionero, su régimen establece que los hijos estén con él cuando se encuentre en la ciudad. Eso es una forma de custodia compartida. También reclamamos igualdad de derechos y de deberes, es decir, que no pague siempre el mismo, que las pensiones de alimentos sean compartidas, ir al médico, atender todos los tipos de documentos… intentar que sea la igualdad entre hombres y mujeres lo más equitativa posible.

OP.- Usted afirma que una separación para un hombre es como una regresión. ¿Cómo se remonta esa situación?

JC.- Amparándote en tu propia familia. No hay que tener miedo al que dirán, al por qué lo he hecho, qué me van a decir. En el momento en el que dije que me separaba fue una liberación en todos los sentidos. Mi familia lo entendió y me acogió. Hay que aprovechar los equipos de mediación familiar, los equipos de psicólogos y encauzar tu vida, formarte de otra manera, ver la vida apoyado en otro tipo de gente que es lo que hacemos en la asociación, ayudar a partir de nuestra experiencia.

«La persona que tenga perfil de maltratador no tiene cabida en nuestra asociación, claramente”

OP.- ¿Eso que dicen de que estamos saliendo de la crisis se refleja en la disminución de hombres que quedan desamparados tras la separación?

JC.- No, lo de la crisis no tiene nada que ver con quedarte sin casa. El juez establece que los menores tienen que tener un hogar y a partir de ahí se le da al progenitor la custodia. La ley dice que, aunque tú no convivas allí porque tu mujer tiene la custodia de los menores, tienes la obligación de seguir pagando la hipoteca.

OP.- También de dan casos en los que los hombres rehacen su vida, forman una familia, tienen más hijos y cuando las cosas les van algo peor dejan de pasar la manutención a los hijos de sus exparejas. ¿Qué le parece?

JC.- Eso está mal. Vamos a partir de la base de que la manutención hay que mantenerla mientras los hijos están estudiando y no tengan una libertad económica; no hasta los 40 años, como ha habido casos. Las manutenciones debería estar limitadas hasta una edad, no puede ser hasta los 30 años.

OP.- Su asociación vela también porque los abuelos mantengan el contacto con los nietos, ¿no?

JC.- Exactamente. Es una asociación de hombres que lucha por los intereses de los menores y también de los abuelos. En los temas de separación parecen que quedan fuera de la ley, aunque ésta refleja que en el supuesto de que un padre no pueda disfrutar del régimen de visitas, los abuelos pasarían a tener el mismo régimen de visitas que el hombre o de la mujer. Existe la ley pero se desconoce.

OP.- ¿Alguno de vuestros miembros formaba parte de una pareja homosexual?

JC.- No. Personalmente sí conozco, pero en la asociación, no.

OP.- Uno de los pilares de la asociación es el apoyo psicológico. ¿Cómo quedan de tocados los padres de familias separadas?

JC.- Tenemos que volver a encauzar nuestras vidas. Si tú tienes un sueldo y se ve mermado por una pensión de alimentos, pagando la hipoteca de un piso que no vas a disfrutar y una serie de circunstancias que tiene la separación, lleva a tener un auténtico índice altísimo de suicidios de hombres. He perdido todo: mi familia, mi hogar, mi forma de vida, mi trabajo… Necesitas apoyo psicológico que es en lo que más nos estamos basando. La gente tiene que digerir la situación y luego empezar a valorar su nueva vida, a luchar. Lo que no hay que hacer es obcecarte en algo que no se puede. Pensamos que antes de la separación se intente buscar apoyo psicológico y en la mediación familiar. Los mediadores no son necesariamente abogados, pueden ser trabajadores sociales…

OP.- ¿Funciona la mediación familiar?

JC.- Sí. El tema es cuando entramos en los procesos de separación hablamos de 500 mil millones de euros que se manejan anualmente. Es decir, a los abogados no les interesa que haya mediadores porque cuanto más conflictos haya, más dinero generan ellos para sí mismos. En muchos juzgados ya se exige que haya mediación antes de llegar al proceso judicial porque es la forma de redactar un nuevo contrato —vamos a decirlo así— lo más parecido posible a la vida real. Si tú te tienes que batir con un juez que tiene que establecer unas normas jurídicas que es lo que viene en los libros, las mismas para todos. Los mediadores forman ese contrato lo más acorde posible a la vida que tenían antes en pareja los progenitores. Por eso los jueces quieren que vayan a los mediadores y que funcionen como una primera opción. También se puede establecer un convenio regulador de mutuo acuerdo entre ambos progenitores con un solo abogado para que los padres y madres tengan unos derechos y unas obligaciones y que los menores estén de la mejor manera posible.

Cabecera OtroPeriodismo, revista de información social y comprometida.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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