Artes marciales y ‘bullying’
En primer lugar y tras leer esta noticia (‘Un gimnasio oferta artes marciales para que los niños combatan el ‘bullying’) quiero puntualizar dos cosas:
– El krav Maga como tal no lo considero como arte marcial, sino como un sistema creado originariamente en Israel para la defensa personal militar y adaptado posteriormente a la defensa personal callejera, de cuya metodología, comparto personalmente su método de entrenar simulaciones reales para trabajar la gestión psicológica del miedo y el estrés. Y no conozco a su instructor ni su metodología, por lo que no valoraré su programa pedagógico y sólo haré referencia a lo que dice el artículo.
– En segundo lugar, el término ‘bullying’, aunque coloquialmente todo el mundo lo asocia al acoso escolar en general, significa «matonismo» y hace referencia sólo a las agresiones físicas sufridas de forma reiterada.
Dicho esto y como Maestro de Ju Jitsu, diré que yo personalmente comencé a trabajar el acoso escolar porque muchos padres apuntaban a sus hijos a mis clases sospechando que algo les ocurría y, en el desarrollo de la actividad los pequeños se abrían y contaban su problema. Sin embargo, he de decir, en mi humilde opinión, que las artes marciales en sí o cualquier sistema de defensa personal no son la solución al problema del acoso escolar.
He leído en el artículo que el problema está en el colegio, que eso simplemente no debería pasar, y estoy de acuerdo. Pero sería vivir fuera de la realidad pensar que eso va a cambiar y que los directores van a comenzar de la noche a la mañana a trabajar y admitir el problema mientras el menor sigue acudiendo al colegio con miedo cada día. Es como pensar que un león no me va a comer porque soy vegetariano. Por lo tanto, planteo desde IAPAE que el problema sí puede trabajarse desde casa, desde la familia, desde la educación en la resolución de conflictos por imitación de conducta de los padres.
No comparto la iniciativa del anuncio porque, pensad, que el acoso escolar puede sufrirse por burlas, menosprecios, insultos, motes, exclusión, etc… no solo por agresiones físicas. Si yo a un menor de 4 ó 5 años, como pone el artículo, le enseñase a golpear, el menor entenderá que ante cualquier insulto, risa, etc… tendrá derecho a agredir físicamente a otro y eso es muy peligroso, la solución no está en la mano, está en la inteligencia. Eso no quita que piense y afirme que ante una agresión física toda persona tiene derecho a defenderse con proporcionalidad y oportunidad (legítima defensa), pero sólo y exclusivamente ante una agresión física, que puede ser puntual o reiterada. Es decir, si te pegan, tienes derecho a pegar, aunque muchos no lo compartáis.
Si yo a un menor de 4 ó 5 años, como pone el artículo, le enseñase a golpear, el menor entenderá que ante cualquier insulto, risa, etc… tendrá derecho a agredir físicamente a otro y eso es muy peligroso»
El problema en casa es que los menores no saben hacerse respetar porque sus padres no les han enseñado a respetarse primero a ellos mismos y les dan herramientas que no funcionan: «si te insultan no le eches cuenta…», «cuéntaselo al profesor…», y se produce lo que conocemos como indefensión aprendida, es decir, el menor hace eso pero el problema sigue y crece, llegando a pensar que el problema no es la herramienta, sino ellos (somatización).
Las artes marciales, como las clases de guitarra, de piano, de baile o de teatro, por poner algunos ejemplos, forman parte de la educación de los menores y la educación no depende de la escuela, del estilo, de la academia o del conservatorio, depende de cada uno de los profesores que lo imparten, de su actitud, de su empatía, de sus conocimientos y de lo que sea capaz de transmitir porque sus alumnos quieran imitarle. Por eso los primeros que tienen que aprender las herramientas de prevención y de resolución inmediata y proporcional de conflictos son los padres; por eso los primeros que tienen que ser valientes frente al colegio para que sus hijos lo sean frente a quienes le joden la vida son los padres; por eso es un problema familiar, no sólo del menor…
Acabaré mi reflexión diciendo que, aunque no comparta según he explicado, esta propuesta, le propongo a la Policía que al mismo tiempo que denuncian estas actividades denuncien también a todos los directores, orientadores y profesores que esconden el problema, lo niegan y hacen pasar por un calvario a menores de edad y sus familias, sin duda, la omisión del deber de socorro también es un delito y perjudica directamente la vida de los más pequeños. A ese curso de krav Maga los padres son libres de apuntarlo o no, pero al infierno de muchos niños en el colegio les obliga la ley a asistir a diario… porque si no va, encima serán los padres los responsables de un posible delito de absentismo.