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«El momento más duro es cuando pierdes a un alumno que fallece»

Un joven artista marcial osteópata decidió poner en marcha un ambicioso proyecto que pretendía cambiar la vida de personas con diferentes capacidades mediante la práctica de artes marciales. Diez años más tarde, Antonio Pedro Hirch (Jerez 1984), Anpehi, se ha convertido en todo un referente del deporte inclusivo. El maestro hace balance de este tiempo y reflexiona sobre temas candentes relacionados con la discapacidad como la discriminación laboral positiva y las pensiones.

Para bien y para mal le caracteriza su perseverancia extrema, esa que le lleva a luchar sin descanso contra el escepticismo y los prejuicios de la sociedad hacia la discapacidad. En la pequeña localidad gaditana de Espera colocó los cimientos de su proyecto hace ya una década. Antonio Pedro Hirch (Jerez 1984), osteópata, maestro de Nihon Tai-Jitsu y presidente del CD Anpehi, es uno de los pioneros en la práctica del deporte inclusivo. Imparte clases de artes marciales sin distinción a personas con diferentes capacidades. Junto a sus chicos viaja por todo el mundo compitiendo e intercambiando experiencias con otros colectivos y deportistas. Así han logrado convertir a la familia Anpehi en un referente entre quienes pretenden fomentar el deporte para todos. Hirch se considera persona, artista marcial y amante de los animales, por ese orden y no desaprovecha oportunidad alguna para agradecer a sus padres la educación y crianza que le han brindado. Por unos minutos deja de vestir el kimono y el atuendo del club para hablar a quemarropa con OtroPeriodismo.

OtroPeriodismo.- Se define a sí mismo como un friki de la discapacidad.

Antonio Pedro Hirch.- Me considero un friki en ese sentido porque cada vez quiero tener más alumnos con capacidades diferentes, sobre todo, del sector con mayor dificultades a la hora de relacionarse, de comunicarse y con poca movilidad. Pienso que ellos son quienes realmente necesitan la ayuda de Anpehi para sentirse útiles, valorados gracias al deporte y poder tener una vida diferente.

OP.- ¿Por qué lo es?

APH.- Lo soy porque lo fácil sería coger a un colectivo con o sin discapacidad más sencillo, tener resultados más rápidos y más ligeros. Pero a nosotros nos gusta todo lo contrario. Hace poco realizamos una visita a un centro de personas con discapacidad, nos enseñaron las instalaciones, nos presentaron a los usuarios y pregunté dónde estaban aquellos que de verdad estaban mal para tratarlos. Me interesa mucho el colectivo que está gravemente afectado.

OP.- Le llueven las felicitaciones, sin embargo, en sus inicios hubo quien no creyó que su proyecto de artes marciales inclusivas llegase a funcionar.

APH.- Mucha gente.

OP.- ¿A qué se debió?

APH.- Creo que al desconocimiento. Queremos ir a años luz, pero damos pasos de tortuga. Todavía la discapacidad es tabú en muchos pueblos. El mayor porcentaje de shock en la gente se da en los núcleos pequeños, al llegarles menos información tienen menos recursos. En ciudades de mayor número de habitantes también me encuentro con gente así, pero menos.

OP.- ¿Cuál ha sido el momento más duro de los diez años de vida de Anpehi?

APH.- El momento más duro es cuando pierdes a un alumno que fallece porque es llegar… (se emociona). Viajas con ellos, forman parte de tu familia. Es complicado desvincular el trabajo de lo personal.

OP.- Es un ejemplo a seguir para sus alumnos y seguidores en todo el mundo, ¿es consciente?

APH.- En cierta manera sí. Tengo a chavales que me acompañan en este camino que sí se pueden ver reflejados en mí. Pasamos muchas horas de trabajo y de vivencias juntos, pero nada más de lo normal en un adolescente. Soy una persona que hace lo que le apasiona y a la que por ahora le está yendo bien, punto. No creo en nada más.

OP.- ¿Qué implica eso en su día a día? ¿Le exime de hacer ciertas cosas?

APH.- Intentas llevar siempre el camino correcto. Hoy mismo leía artículos de artes marciales, de budo, sobre que el profesor de karate no solo era maestro en el ‘dojo’ (gimnasio) sino en la vida, para que sus alumnos quisieran verse reflejados en él. Así que creo que con eso respondo a la pregunta.

OP.- ¿Y eso se le da bien?

APH.- No (risas). No, no se me da bien, pero bueno, lo intentamos que es lo importante. Soy la persona más temperamental, visceral y que comete más errores del mundo, seguro. También tengo la virtud de saber pedir perdón cuando me equivoco y detesto estar mal con la gente.

OP.- Comentábamos antes que hubo personas reticentes ante su proyecto. ¿Qué les diría ahora?

APH.- Ahora están trabajando conmigo de la mano. Hay entidades que no trabajan por no dar su brazo a torcer, por orgullo, no merecen ni que las nombre. Las que en su día no me cerraron la puerta aunque sí dudaron quizá hoy día son las más fieles, apuestan cien por cien por lo que hacemos y cada vez que mencionamos el tema lo recuerdan.

El mensaje que Anpehi quiere transmitir: tratar con normalidad, sin miedo y sin pudores, con naturalidad, llorar, reír con ellos…»

OP.- Entonces, ¿qué diría a esas que no dan su brazo a torcer?

APH.- Que las puertas están cerradas. Lo siento por los chavales. Si quieren venir de forma privada, tendrán las puertas de Anpehi abiertas, pero esas instituciones las tienen cerradas.

OP.- ¿Cómo ha evolucionado el concepto de deporte inclusivo en esta última década?

APH.- Bastante. Cada día veo en Facebook, una red social que transito mucho, más deportes con oportunidades para personas con discapacidad, así que me parece súper genial.

OP.- Le preguntaba sobre el deporte inclusivo en concreto.

APH.- Sí, pero hay que empezar por algo. Para que llegue a ser inclusivo primero hay que comenzar a trabajar con personas con capacidades diferentes. Ya hay muchos deportes en los que ha calado bastante la inclusión.

OP.- En la actualidad hay diferentes formaciones para impartir clases de deporte adaptado. ¿Qué necesita una persona para hacerlo de forma efectiva?

APH.- Otra persona diría que devoción por lo que hace. Yo creo que con la devoción no se solucionan los problemas que hay que solventar cuando tienes a un grupo de chicos y chicas con problemas físicos o de salud. La persona debe estar un poco formada en el ámbito de la salud como el RCP (reanimación cardiopulmonar), tener un poco de conocimiento de anatomía y patología del cuerpo, y sobre todo. Es necesario ofrecerles formación previa al voluntario sobre las posibles situaciones en las pueda encontrarse. Los monitores le ponen todo el afán y las ganas, pero si a un chico epiléptico le da un ataque y no saben solucionar el problema…

OP.- ¿Se puede tener la formación y carecer de otras características imprescindibles?

APH.- Lo primero es la formación. No puedo atender a un colectivo con cáncer sin tener ni idea de cómo tratar a los familiares. En ese caso, por ejemplo, hay que tener unos conocimientos psicológicos para ayudarles a pasar el duelo o cualquier tipo de trance que estén viviendo. Se puede tener formación y carecer de ganas, simplemente, o buscar una estabilidad económica que este trabajo no te la va a dar como ser policía o bombero.

OP.- ¿Este trabajo no da estabilidad económica?

APH.- No.

Hay gente que se lucra de la discapacidad, intenta venderla, dar pena, y hay gente que, sencillamente, intentamos conseguir la inclusión de los chavales»

OP.- ¿La discapacidad es un negocio?

APH.- Por desgracia, para mucha gente sí. A nosotros nos cuesta el dinero. Hay gente que se lucra de la discapacidad, intenta venderla, dar pena, y hay gente que, sencillamente, intentamos conseguir la inclusión de los chavales. De ahí a dar pena o a intentar vender, creo que hay un camino bastante grande y diferente totalmente.

OP.-¿En alguna ocasión alguien ha deslegitimado alguna iniciativa u opinión suya por no tener usted mismo ni alguno de sus familiares alguna discapacidad?

APH.- Bueno, muchas veces te ponen a prueba. El colectivo es un grupo de personas con discapacidad y te pueden mirar mal por no tenerla. Yo tengo mis conocimientos y se los puedo demostrar, pero por ahora no me ha pasado, gracias a Dios a Anpehi nunca le ha pasado. Sí es cierto que cada uno puede ser más o menos clasista y por tenerla o no, te pueden discriminar de igual manera. A lo mejor, en un grupo con discapacidad, el raro es el que no tiene discapacidad.

OP.- ¿Cree que políticamente se usan o podrían usarse a estos colectivos?  

APH.- Hablo en primera persona, ¿vale? A día de hoy, los políticos con los que se relaciona Anpehi, no lo utilizan. Que alguno otro quiera usarlo para sumarse un puntito… Ahora, también digo una cosa: si gracias a una fotografía vamos a conseguir llegar más lejos con los chavales, me hago las fotos que hagan falta porque al fin y al cabo los que salen ganando son ellos, eso hay que tenerlo en cuenta. Es cuestión de aparcar un poco tus principios y de mirar por tu gente. Si esta persona quiere una fotito, no me hago una sino cinco, si vamos a conseguir un objetivo o sacar un proyecto hacia adelante.

OP.- ¿No teme que ese “puntito” se pierda?

APH.- Bueno hay que jugársela.

OP.- Es una especie de chantaje, digamos.

APH.- Llámalo como quieras. Si mis chicos salen beneficiados, voy a estar ahí siempre.

OP.- ¿Las asociaciones y colectivos pierden recursos con cambios de signos políticos?

APH.- Bueno, cada uno busca sus intereses, ellos buscan los suyos y yo los míos.

OP.- ¿Sucede? ¿Se dan casos?

APH.- Con nosotros no. No puedo hablar de otros colectivos.

Antonio Pedro Hirch, presidente del CD Anpehi, uno de los pioneros en el deporte inclusivo./ @MLPARRAGARCIA
Antonio Pedro Hirch, presidente del CD Anpehi, uno de los pioneros en el deporte inclusivo./ @MLPARRAGARCIA

OP.- ¿Qué le parece que los deportistas paralímpicos no sean equiparados a los olímpicos a nivel económico y de prestigio?   

APH.- Me parece fatal, hacen exactamente lo mismo: los viajes, las horas, los entrenos… Entonces que no se les equipare me parece muy, muy mal, una discriminación enorme.    

OP.- ¿Qué opina sobre la discriminación positiva en el ámbito laboral de este colectivo?          

APH.- Es igual de mala que la negativa. La discriminación siempre es mala. Si queremos una oportunidad debe ser en las mismas condiciones siempre y Anpehi lucha por eso, por las mismas condiciones. No es justo que una persona por pena, o por miedo a las repercusiones de tener a una alguien con discapacidad en la empresa, tenga un punto más que otra persona sin discapacidad. Queremos un mundo igualitario, eso significa igual en todos los sentidos.

OP.- Sus alumnos se ayudan, impulsan, y motivan entre sí para alcanzar sus objetivos deportivos.

APH.- Pero eso no es la vida laboral. Una cosa es la vida personal que me parece, genial; otra cosa es la vida laboral, con los números y los márgenes que tiene que hacer una empresa. Si un alumno mío no puede tocar la pandereta porque le falta una mano, a lo mejor sí puede llevar una carta porque tiene la otra mano, entonces trabajará de cartero, no tocando la pandereta.

OP.- ¿Qué sería lo ideal?

APH.- La igualdad sin que una empresa tenga miedo a posibles represalias y que todo el mundo tenga las mismas oportunidades para acceder a un puesto de trabajo, eso es importantísimo, el mismo corte para todo el mundo tengan o no discapacidad. Pienso que es lo que todo el mundo quiere. Las personas con discapacidad exigen diariamente igualdad y la igualdad es eso: mismas condiciones, mismo corte.

OP.- ¿Qué opina sobre las pensiones y ayudas que reciben?

APH.- Es muy necesario. Hay mucha gente que lo necesita, lo veo día a día en mis alumnos. También hay un problema cuando una persona tiene una pensión, lo sacan de un centro y están comiendo de esa pensión mamá, papá, el tito y el primo.Eso lo veo muy mal porque ese dinero está destinado a una persona que lo necesita para ser atendido por profesionales, no para estar en casa porque papá vive de esa paga.

OP.- ¿Cómo cree que tratan los medios los asuntos sobre personas con capacidades diferentes en España y el mundo?  

APH.- Cada uno hace lo que puede o lo que quiere. Como no soy un experto en la materia no puedo decir si está bien o mal. Quizá sí haya que darle un poco más de cobertura a la gente que de verdad hace cosas importantes con la discapacidad, pero no soy un buen crítico, no es el mundo en el que me muevo.

OP.- Según ha trascendido, el programa ‘El Hormiguero’ negó la asistencia como público a tres personas con discapacidad intelectual.

APH.- Tendrán sus razones. Yo lo veo mal, ellos lo verán bien cuando lo han hecho. No tengo información sobre la noticia, no puedo hablar en profundidad. A nivel personal lo veo mal. Tendrán sus razones para hacerlo y después sus repercusiones por haberlo hecho, eso está claro.

La gente gira la cabeza y se queda mirando a algunos de mis alumnos como si fueran un ovni»

OP.- ¿Está el mundo preparado para las personas con diferentes funcionalidades?

APH.- No, para nada. Ni los medios de transporte, ni locales, ni tiendas… Ni siquiera las personas estamos preparadas. La gente gira la cabeza y se queda mirando a algunos de mis alumnos como si fueran un ovni. No estamos preparados.

OP.- Un mensaje que quiera que cale de verdad en la sociedad sobre las personas con diferentes capacidades que para usted sea una obviedad.  

APH.- Tratar a la gente con normalidad. Es algo tan sencillo y a la vez tan difícil que tiene a las personas locas. Este año hemos hecho el Camino de Santiago con Ana. Juanda, con parálisis cerebral aguda es uno de los chavales que también lo ha hecho. No habla ni camina, es súper inteligente. En un tramo, Rubén (voluntario de Anpehi) y yo empezamos a bromear con él, las risas llegaban a Burgos. La madre vino a preguntar qué le decíamos para que se riera tanto. En una entrevista para un documental sobre el ‘Discamino’ le preguntaron qué era lo mejor del Camino. Las primeras palabras que dijo con su comunicador fueron: “Gracias Anpehi”, (se emociona). Él es consciente de todo lo que hablamos. Es triste que las personas no vean la capacidad de sentir que tiene Juanda, sabe lo que quiere en cada momento. La gente no es capaz de ver eso, ven a una persona sentada retorcida en una silla con la boca abierta, con la mirada un poco dispersa, pero él sabe lo que quiere en cada momento. Ese es el mensaje que Anpehi quiere transmitir: tratar con normalidad, sin miedo y sin pudores, con naturalidad, llorar, reír con ellos… Lo van a agradecer muchísimo, sobre todo, las personas que como Juanda no se pueden comunicar.

OP.- ¿Cuál es su meta personal?

APH.- Seguir creciendo como lo estamos haciendo, no tengo otra meta que no sea esa. Llevar el deporte a más personas con mucha necesidad y seguir sonriendo en el ‘tatami’ (lona) con ellos.

OP.- ¿Cree que puede recibir críticas negativas por esta entrevista?

APH.- Siempre tiene que haberlas, además siempre es positivo, ¿no? No tengo que caerle bien a todo el mundo. Si hay alguien que se molesta de verdad le pido disculpas, es mi forma de ver las cosas, no es la correcta ni la incorrecta, sino la manera de ver las cosas de Antonio Pedro. Desde aquí pido disculpas si algo no le agrada a alguien.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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