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«Gracias a Dios nunca se han reído de mí y me han dicho: jajaja… mira, no tiene brazos’»

Ha participado en los ‘Juegos Mundiales de Deporte para Todos’ en Yakarta (Indonesia), es reportera y buena estudiante. Ana María Valle tiene capacidades diferentes al haber nacido sin brazos y verse obligada a desplazarse en silla de ruedas. Lamenta que la sociedad sienta pena por las personas que tienen discapacidad porque pueden hacer las mismas cosas «a su manera» y asegura que se siente «capaz de todo».

Su hermana Alejandra, cuatro años menor, le ayuda a recogerse el pelo y a vestirse, se desvive por ella, no hay lugar para los celos entre ambas. Ana María Valle (Espera) reconoce que los animales le dan algo de miedo, pero que no teme nada más y parece contundente. No tiene complejos, “solo sirven para amargar”. Hasta ahora asegura que ha sido y es muy feliz, aunque prefiere olvidar los malos tragos que ha pasado con las numerosas intervenciones en las piernas, de las que ha perdido la cuenta.

En 2014 un profesor de kárate le propuso practicar este deporte. Desde entonces, entrena tres horas semanales y se han sucedido los trofeos, medallas, diplomas y reconocimientos. Al primero de ellos le guarda especial cariño porque lo consiguió en el Campeonato de Artes Marciales Adaptado de Espera, en el que participaron deportistas del resto de España y de algunos países europeos.

Los estudios y la práctica de Tai Jitsu le han permitido viajar en varias ocasiones al extranjero. Con una madurez abrumadora y la espontaneidad propia de sus 14 años, habla sin tapujos. Radiante afirma que ha vivido muchas anécdotas. La entrevista comienza casi sin querer de camino a las instalaciones deportivas en las que entrena. “Yakarta ha sido el viaje más importante que he hecho. Allí ves que un niño con una simple caja de cartón es feliz y aquí están siempre tristes y enfadados, quieren siempre más. Te das cuenta de lo que es la vida verdaderamente”, cuenta Valle.

¿Y qué es la vida?

La vida es apreciar lo que se tiene, no querer más. Hay que ser feliz en la vida, que son dos días.

¿Cómo eres tú feliz?

Yo soy feliz con mis amigas, con mi familia. Mucha gente lo dice: “Tú siempre estás feliz, nunca estás triste”. Es verdad, yo me considero una niña feliz y siempre tengo una sonrisa en la cara.

¿Privilegiada?

Yo no me considero privilegiada, me siento una más y ya está.

Tus capacidades son distintas, ¿tú día a día lo es con respecto al de otras jóvenes de tu edad?

No porque yo a la hora de salir, yo salgo con mis amigas, a la hora de ir a la discoteca, yo voy a la discoteca… No me siento incapaz de hacer cosas que hacen niñas o niños de mi edad. Todo lo contrario. Por ejemplo: a amigas mías no las dejan ir al cine de Jerez y yo voy sola, no hace falta que vengan mis padres conmigo. Me llevan, me dejan allí y ya está; me voy al cine, de compras…

¿Qué sacrificios requiere practicar tai jitsu?

Ninguno porque gracias a Dios tengo un maestro que es muy comprensivo. Si tengo que estudiar no voy porque los estudios son lo primero. Le llamo y él me dice que no me preocupe y que le dé caña. No me requiere ningún sacrificio.

Contabas que habías vivido muchas anécdotas en los viajes.

En la primera demostración de kárate que hicimos en Yakarta al salir del tatami (tapiz acolchado), todo el mundo nos aplaudía, se querían hacer fotos con nosotros, nos daban abrazos… La gente era súper simpática, súper agradable… La gente me ha dejado ‘tocada’.

Cualquier chica o chico de tu misma edad está lleno de complejos. ¿Tienes alguno?

No, yo no tengo ningún tipo de complejos.

¿Qué les dirías a quienes sí los tengan?

Que dejen los complejos atrás. Cada uno se tiene que aceptar como es. Lo único que hacen es amargarte. ¿Porque tengas unas orejas grandes te va a dar vergüenza salir a la calle o te vas a poner un gorro para que no se te vean? Todo lo contrario: si tienes las orejas grandes sal; si eres gorda, alta, fea, como seas, sal, porque los complejos no sirven para nada, lo único que hacen es amargarte.

Hay jóvenes y jóvenes, pero de la juventud, en general, se dice que no se preocupan por nada, que están siempre de botellón, destacan su falta de compromiso… ¿En qué te gustaría diferenciarte de lo que suele caracterizar al resto de jóvenes?

Con mi edad no me gustaría parecerme para nada a los niños y niñas que están todo el día tirados en la calle, que están todo el día bebiendo, fumando.

¿Hay que ser una campeona o destacar en algo para que realmente se os de visibilidad y recibáis más apoyo?

No hay que ser campeona ni en el kárate, ni en nada. Hay que ser una campeona en la vida, en el día a día.

¿Crees que personas con otras circunstancias diferentes a las tuyas, como las personas invidentes, lo tienen más fácil?

Creo que sí lo pueden tener más fácil. A lo mejor por el simple hecho de que yo no tener brazos es más complicado que me contraten que a una persona, por ejemplo, invidente. Tengo una amiga que lo es, tiene su carrera, está trabajando y ha tenido esa suerte de que nadie la ha discriminado por tener esa discapacidad.

¿Vivir en una población como Espera supone ventajas o una desventajas?

Creo que ventajas porque aquí toda la gente del pueblo es muy cariñosa, nos conocemos todos y nos ayudamos. Yo veo una piedra en medio de la calle, no puedo pasar y el primero que pasa me la quita. El vivir en un pueblo te hace la vida más fácil.

¿Te sientes especialmente mimada por tus vecinos y allegados?

No me siento la niña mimada. Es cierto que hay muchas personas pendientes de mí todo el rato por el simple hecho de verme así como estoy y dicen “ay la voy a ayudar en esto, ay…”. Muchas veces le digo a mi madre que lo que yo pueda hacer, lo hago yo sola y ya está. Cuando yo puedo coger una cosa y me la cogen, me enfado con esa persona porque si puedo por qué no la voy a coger yo.

Es gracias a mis padres y a mi familia que desde que era chica me decían “esto se hace así” o “esto se puede hacer de esta forma”, y otras las he ido yo aprendiendo sola.

Todos tenemos episodios más o menos tristes. ¿Tú vida ha sido siempre tan fantástica?

Cuando era chica siempre he sido feliz, pero los temas de hospitales son mejor borrarlos. Toda la vida he tenido compañeros, amigos, vecinos que gracias a Dios nunca se han reído de mí y me han dicho ‘jajaja… mira no tiene brazos’. Me quito el sombrero ante mis compañeros de clase, son únicos.

¿Crees que, en general, la sociedad es justa y empática con las personas con capacidades diferentes?

No. Hay mucha gente que ven a personas con discapacidad y le tienen como lástima o pena. A una persona con discapacidad no le tienen que tener lástima para nada. Como tú bien has dicho, es una persona con capacidades diferentes pero que puede hacer las cosas a su manera. Tú te lavas los dientes y yo me los lavo, pero a mi manera, tú te peinas o te pintas los labios… yo lo hago a mi manera y cada uno lo hace tal y como puede.

Ana María Valle Sanz, durante la entrevista en el pabellón deportivo donde se encuentra el 'dojo' del Club Deportivo Anpehi del que forma parte.
Ana María Valle Sanz, durante la entrevista en el pabellón deportivo donde se encuentra el ‘dojo’ del Club Deportivo Anpehi del que forma parte.

Eres una reportera con mucha soltura en los medios, pese a tu corta edad. ¿Sabes ya a qué quieres dedicarte?

Quiero ser notaria, desde pequeña se lo digo a mi madre. Los notarios firman y a cobrar. Como hobby me gustaría ser reportera. A los 11 años un vecino decidió hacer un reportaje sobre mi día a día y lo que yo era capaz de hacer. Entonces le propuse hacer encuestas a los vecinos, por eso mi programa se llama ‘Ana pregunta’. Por cierto, me llaman la reportera ‘chicharachera’, no sé por qué.

¿Qué te aporta hacer de periodista?

Felicidad, mucha felicidad. Me encanta hacerlo. Cuando pregunto la gente es muy servicial y me lo paso muy bien.

Lo haces en una televisión local y en un canal de Youtube. ¿Te ves en la autonómica o nacional? ¿Te gustaría?

Me gustaría, me encantaría, puede que a largo plazo.

Si tienes las orejas grandes sal; si eres gorda, alta, fea, como seas, sal, porque los complejos no sirven para nada, lo único que hacen es amargarte».

¿Sobre qué te gustaría que te preguntara a ti en esta entrevista?

Sobre mi Erasmus en Italia. Hice todas las actividades que había que hacer para ir y lo conseguí. En octubre estuvo una niña italiana en mi casa, siempre pegada a mí. Cuando vine de Yakarta fui yo a Italia. Su padre quería que me quedara allí, de hecho reformó toda su casa, pero para entrar en la bañera había un escalón muy grande y entonces me quedaba a dormir en un hotel con la niña, pero ella solo estaba conmigo lo preciso.

Y, además de eso, ¿qué tal la experiencia?

Por una parte buena, por otra mala, pero bien. Hay que quedarse siempre con lo positivo.

Te tengo que ‘pinchar’… ¿Qué es lo peor de Ana María Valle?

Lo peor… el genio. Cuando me cabreo soy la peor, no hay quien se arrime a mi lado.

¿Por qué te cabreas?

Cuando algo no me sienta bien o hay algo que me revienta. Me cabreo con las injusticias y cuando discriminan a las personas. Es verlo en la tele y me pongo mala. Discriminación de raza, de capacidades, la violencia de género… esas son las cosas que verdaderamente me chinchan.

Eres una gran deportista, muy buena estudiante, reportera… ¿Por qué te gustaría que te conocieran?

Mmm… no lo sé, realmente, no lo sé.

¿Qué se te resiste?

A día de hoy no se me resiste nada.

¿Te ves capaz de todo?

Sí. Además soy una persona muy echada para delante.

 

Entrevista concedida en diciembre de 2016.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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