Reportajes

«Gracias a una enfermedad me he dado cuenta de lo que me hace realmente feliz»

Con 25 años C.A. (Jerez) fue diagnosticada de arteritis de Takayasu (TAK), enfermedad rara que le obligó a renunciar a su trabajo y le impide realizar cualquier actividad que conlleve cierto grado de estrés. Sin embargo, a pesar de su juventud, ha encontrado en la fotografía una razón para seguir adelante colaborando además con causas sociales.

Finales que merecen una historia’ es el título de una de las obras de Albert Espinosa y bien podría decirse de esta que a continuación se narra.

“Me cuesta mirarme en el espejo, no me reconozco”, afirma C.A. (Jerez) un año después de comenzar el tratamiento para controlar la arteritis de Takayasu (TAK) que padece. Luce bonita, como es ella. Consciente de que su rostro y su cuerpo están inflamados, el brillo de sus ojos castaños permanece intacto. Esta enfermedad rara –que genera inflamación en las paredes de la aorta y sus ramificaciones principales– ha hecho virar la rutina de esta joven, pero también redescubrir su pasión: la fotografía, ‘Su Mundo en Imágenes’.

A veces los médicos tardan años en diagnosticarla, aunque no fue su caso. Con 24 años dio a luz a su hijo, coincidiendo con su primer cumpleaños se percató de los primeros síntomas. No presagiaban nada bueno. “Tenía la cara caliente y el corazón acelerado”. En el centro de salud más cercano intentaron controlarle la tensión con un comprimido debajo de la lengua y volvió a casa. Sin embargo, el malestar no cesaba. “Me tomé la tensión en la farmacia: 18-12, no se me olvida”.

Una vez en el hospital tras numerosas pruebas recibe el diagnóstico. Descartan el cáncer de riñón y confirman que padece TAK, también conocida como la ‘enfermedad sin pulso’ pues puede generar su descenso en brazos, piernas y órganos. Rompió a llorar. Supone renunciar a su trabajo, ser madre de nuevo, a practicar deporte, y a realizar cualquier actividad que implique cierto grado de estrés. Hasta entonces había trabajado como animadora de niños en fiestas, así como en diferentes puestos de empresas pertenecientes a distintos sectores para salir adelante.

Esto sucedió en 2017. Según ella en los años impares le ocurren cosas negativas, aunque a esta rápidamente le dio la vuelta y le cambió el signo por el positivo: desempolvó la cámara de fotos que le regaló su padre cuando estudiaba Psicología para volver a captar instantes, emociones y alimentar ‘Mi mundo en imágenes’, una página de Facebook que creó en 2013 . Esta actividad le entusiasma y obra el milagro de hacerle olvidar que padecerá para siempre una enfermedad que controla con un ‘kit’ de pastillas que lleva siempre a cuestas y con un tratamiento mensual intravenoso.

Todavía hoy, puntualmente, tiene recaídas pero poco a poco logra domar la ‘enfermedad sin pulso’. Siempre optimista, se esfuerza en ver el lado bueno de todo. “Me ha tocado vivir con esta enfermedad y es duro, pero desconecto con la fotografía”. Por eso, continúa formándose en el maravilloso arte de la imagen. No se trata de un mero flirteo, desde un principio descartó crear una cuenta en Instagram, entre otras opciones, porque su único fin es plasmar las emociones de las personas que capta su objetivo. “Me gusta transmitir, contar historias”.

Fuente: rheumatology.org

Toda la familia está implicada de una u otra forma en el proyecto. Su hijo se ha convertido en el gran protagonista de numerosas instantáneas, y la abuela materna del pequeño le sirve de inspiración. “Cuando me diagnosticaron la enfermedad mi madre acababa de ser operada de cáncer de mama. Ya te digo que para mí los años impares no son muy buenos”, matiza risueña. De ahí surgió la idea solidaria de fotografiar a mujeres a cambio de un pequeño donativo que destinan a una asociación contra el cáncer. A esta iniciativa le seguirán otras que pondrán en marcha siempre en familia, su «gran suerte”.

“Gracias a una enfermedad me he dado cuenta de lo que me hace realmente feliz”, apostilla sonriendo C.A., quien con su mundo en imágenes pone un punto y final a la historia, dando previamente un giro prodigioso al infortunio de sufrir una dolencia, una forma de afrontar la adversidad que bien merecía ser contada.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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