«El deporte para mí es la vida, regula mi diabetes»
Con dos años le fue diagnosticada diabetes Tipo 1, con tres ya jugaba en un equipo de fútbol. En la actualidad María del Mar Cabrera (1997) es entrenadora de porteros en la localidad gaditana de San José del Valle, de un equipo de balompié y jugadora del Sevilla F.C. Femenino Senior. “Mi madre me ha enseñado que el azúcar te come por dentro” explica, pero a pesar de todo la joven no tiene miedo.
Condenada a muerte estaría desde los dos añitos si hubiera nacido antes de 1922, cuando Frederick Banting descubrió la penicilina. Pero, por suerte, María del Mar Cabrera (1997), diagnosticada de diabetes tipo 1 a tan temprana edad, puede llevar una vida absolutamente normal, al menos todo lo normal que resulta ser lo que ella es: entrenadora de porteros en la localidad gaditana de San José del Valle, de un equipo de balompié y jugadora del Sevilla F.C. Femenino Senior.
Su constante necesidad de beber agua alertó a sus padres quienes más tarde realizaron una gran labor para concienciar a la pequeña de los nuevos hábitos que debía asimilar: todo aquello que debe tomar o no y cómo tratarse. Le costó asumirlo, sobre todo lo concerniente a la alimentación: “Yo decía: mi hermano puede y yo no”. Más pronto que tarde lo aceptó. “Con cuatro años me pinchaba yo sola. La gente me miraba con caras raras”, apunta.
Su diabetes «es la peor», ya que provoca la deficiencia total de insulina. Es por esto que cada dos horas se realiza la prueba normal de glucemia (azúcar en la sangre). Siempre procura tener a mano la insulina rápida y lenta porque nunca sabe. “Cuando me dan bajones me pongo fría, se me notan mucho las pecas. Alguna vez he llegado a 20, eso es como entrar en coma”.
En la actualidad vive su duodécimo año como jugadora en el Sevilla F.C., y ha jugado amistosos en Primera División. Desde que tenía uso de razón veía a su tío y a su padre practicar este deporte y asistía a los entrenos de su hermano. Con tres años formó parte de un equipo mixto de San José del Valle, donde residió durante su primera infancia. Luego se trasladó a Jerez, allí jugaba en dos clubes: el Alternativa y el Jerez 93 de fútbol sala.
Cabrera es una de las 422 millones de personas en todo el mundo que padecen diabetes en el mundo «y no es tan fácil como se cree». La deportista recuerda las bromas que le gastaban sus compañeros de clase cuando era niña al saber que se pinchaba continuamente. “Era muy duro. Les deseaba que ojalá nunca tuvieran lo que yo tengo. No puedo salir a mi aire, aunque ya estoy acostumbrada”.
Cuenta que a su padre le costó sobrellevarlo los primeros años: “Eso de ver pinchar a tu hija… no lo llevaba bien”. Ahora está más tranquilo y satisfecho de saber que practica la mejor terapia posible y, además, despuntando.
“Ojalá llegue a lo más alto en el fútbol que ahora es mi trabajo, pero los estudios siempre son lo primero porque es mi futuro”, declara cual mantra que sus padres le han repetido una y otra vez. Tampoco le asusta que en ese futuro del que habla la diabetes se cebe con ella y haga mella en alguno de sus órganos. “Tendría que tener miedo en ese aspecto si no me controlo. Mi madre me ha enseñado que el azúcar te come por dentro, aunque tú no lo ves”.
Su familia se ha volcado, especialmente, en colmar de valores a esta joven que alienta a todas las personas con la enfermedad de la “orina dulce” –como se conocía en la Antigua Grecia–, a practicar el ejercicio que más les atraiga, pues lejos de ser un riesgo puede convertirse en la mejor medicina. “Nunca hay que tener miedo de nada, siempre hay que afrontar los problemas y salir de ellos, que se atrevan a practicar deporte”, concluye María del Mar Cabrera, deportista y diabética.
Periodista.