Razones para estar en contra la prostitución

Comienzo por definir las palabras mercancía y libertad: mercancía es cualquier objeto que se puede comercializar e intercambiar en el mercado. Se caracteriza por poder satisfacer alguna necesidad del consumidor. Es algo que se puede comprar o vender para cubrir una demanda. La libertad la ejerce aquella persona que puede tomar decisiones y llevar a cabo acciones libres sin imposiciones externas. Aplicado al cuerpo de las mujeres, si se utiliza éste como mercancía está claro que no tiene libertad.

En la prostitución el criterio de valor supremo es el deseo masculino. Hombres que piensan por sí mismos, y mujeres que solo valen, en la medida, para gustar a los hombres. «Decir que las mujeres tienen derecho a venderse es ocultar que los hombres tienen derecho a comprarlas» (Francoise Heritier). 

La trata y la prostitución son la esclavitud del siglo XXI. Delito muy común que mueve mucho dinero. El tercer negocio del mundo, tras el tráfico de droga y las armas, por el que se violan todos los Derechos Humanos en una misma persona. Corrompiendo su libertad y dignidad, así como su integridad física y emocional. Dirigido a personas vulnerables como mujeres, niños, niñas, discriminados y acostumbrados que no oponen gran resistencia. A través de amenazas, coacciones o abuso de poder se recepcionan pagos y beneficios para que unas personas tengan poder sobre otras con fines de explotación.

«(La trata y la prostitución) El tercer negocio del mundo por el que se violan todos los Derechos Humanos en una misma persona. Corrompiendo su libertad y dignidad, así como su integridad física y emocional».

Todo esto deriva hacia la prostitución y otras formas de explotación sexual, incluida la pornografía y la droga, que lleva a una forma de delincuencia grave. Las mujeres son engañadas sobre el viaje, trabajo, condiciones de vida, etc. El 90% de las prostitutas son extranjeras de países pobres. El tratante se ocupa de que no tengan relaciones, siempre infundiendo el miedo y la amenaza sobre ella y su familia… son explotadas sexual y laboralmente.

Que la prostitución como actividad carezca de reconocimiento en el mundo jurídico, alienta a los gobernantes a tomar medidas para penalizar la demanda. Pero no tomar medidas sobre la persona en situación de prostitución.

El modelo abolicionista, centra su interés en la persona en situación de prostitución y prohíbe el control sobre la persona prostituida al tiempo que define como reprochable la conducta del prostituyente, tanto proxeneta como cliente. El enfoque abolicionista considera una estrecha relación entre las formas criminales de la explotación sexual, trata de personas y prostitución, con el respeto de los derechos humanos de las personas, que son incompatibles con los varones que compran servicios sexuales.

El feminismo quiere abolir la prostitución porque es una institución patriarcal. Se basa en la desigualdad entre varones y mujeres, y un sistema de opresión sexista, racista y clasista. La mayoría de las personas en situación de prostitución son a la vez víctimas de la trata.

El abolicionismo considera en si a la prostitución como una forma de violencia, contra las mujeres, niños y niñas, que debe ser eliminada. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) dice que los estados tienen que tomar medidas de tipo legislativo necesarias. Para así suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación sexual, vinculadas al sistema social de la prostitución. Donde los perpetradores gozan de impunidad generalizada y las mujeres son objetos de extrema violencia.

El objetivo es desalentar la demanda. El convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación y prostitución ajena de la ONU establece que los estados no tienen que controlar a las personas en situación de prostitución, pero sí están obligados a perseguir a proxenetas y tratantes.