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«El cine tiene una capacidad enorme para provocar cambios de comportamiento»

-El catedrático en Derecho Octavio Salazar presenta su último libro ‘John Wayne que estás en los cielos. Masculinidades, cine y feminismo’
-El acto tendrá lugar en el Ateneo de Jerez este viernes 26 de mayo, a las 19:00 horas

El jurista Octavio Salazar (1969) quien se define como feminista, cordobés, egabrense, sagitario, padre queer y constitucionalista heterodoxo. Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba y miembro de la Red Feminista de Derecho Constitucional ha sacado del horno un nuevo libro que aúna el cine, uno de los rituales que más disfruta desde pequeño con su trabajo por la igualdad: ‘John Wayne que estás en los cielos. Masculinidades, cine y feminismo’.

OtroPeriodismo.- ¿Por qué ha escrito este libro, con qué pretensión?

Octavio Salazar.- Es una recopilación de reseñas que he ido publicando en diferentes medios de comunicación y en mi blog personal durante los últimos años. La idea era sistematizar todos los análisis sobre esas películas y algunas series de televisión sobre cómo se construye la masculinidad y el lugar de los hombres en las sociedades contemporáneas. Trato de hacer un recorrido por las distintas películas y series donde podemos identificar esos rasgos propios de la cultura patriarcal, machista y en algunos casos, aunque todavía pocos, algunas propuestas a esas alternativas tradicionales. El cine, el lenguaje audiovisual en general, es una herramienta pedagógica muy potente que nos permite explicar determinadas cosas y hacer visibles realidades de manera mucho más fácil e inmediata que, a lo mejor, un discurso teórico o una construcción basada en las palabras. Entiendo que estas películas pueden generar una mayor conciencia crítica en el espectador de cine y el lector de mi libro sobre lo que consume a través de las pantallas.

OP.- ¿Qué relación le une a Leticia Dolera?

OS.- He tenido la suerte de coincidir con ella varias veces durante los últimos años porque editó un libro sobre feminismo que también coincidió con otra publicación mía y participamos en actos. Hemos mantenido el contacto. A mí, especialmente, me gustó mucho la serie que hizo en Movistar, ‘Vida perfecta’, que analizo en el libro. Me parecía interesante que fuera una mujer que además se dedica al cine y a las series la que hiciera esa introducción, que abriera la puerta desde su compromiso feminista, una mujer que trata de hacer cine con una determinada mirada crítica sobre la realidad. Tuve la gran suerte de que aceptara la propuesta y escribiera un prólogo que me parece una magnífica introducción al libro.

OP.- Su último libro se presenta como una guía ética para ver que películas o series no ver. ¿En qué criterios se ha basado para ello?

OS.- Cuando veo una película o una serie me dejo llevar por distintos criterios: que tenga a determinadas personas detrás que me generen confianza o que cuente una historia que a mí especialmente me interesa. Es una mezcla de esos factores lo que me lleva a verlas. Luego, lo que yo escribo sobre ellas tiene que ver con lo que me han podido aportar desde el punto de vista de los temas a los que me dedico habitualmente como investigador y persona que trabaja en la igualdad: las masculinidades, la igualdad de género, la diversidad. Las películas y series que están en el libro me han provocado una cierta reflexión crítica. En general, creo que son buenas películas y buenas series, nos dan determinadas claves en cuanto a lo que debería incorporarse a la sociedad. En otros casos, también critico a algunas de ellas que reproducen roles muy estereotipados, machistas o una visión muy tradicional de hombres y mujeres que sirve de aprendizaje para ver cómo cambiar determinadas cosas.

Octavio Salazar, en una imagen reciente./ JESÚS PÉREZ PAGÉS

OP.- ¿Cómo ha evolucionado el papel del hombre en el séptimo arte?

OS.- Creo que está evolucionando en los últimos años, pero muy lentamente. Todavía hoy mayoritariamente en el cine más comercial vemos reproducidos los mismos roles de siempre: el hombre volcado en la acción, el hombre proveedor, como gran protagonista de los relatos, el imaginario de los súper héroes y hombres invencibles, por supuesto, los que usan la violencia de manera muy habitual… Si repasamos las producciones más comerciales se ve insistentemente esto, a veces con un lenguaje más moderno, con una superficie más actualizada, pero de alguna manera siguen reproduciendo lo de siempre. Ahora bien, en los últimos años han ido apareciendo otro tipo de películas, incluso series de televisión, que apuestan por contarnos otras historias. Igual que aparece un tipo de mujeres que antes no se veían en la gran pantalla, también aparece otros modelos de hombres, por ejemplo cuando se refleja la paternidad que siempre ha estado muy ausente en el retrato de los hombres, cuando se dibujan otro tipo de relaciones afectivas, de historias de amor homosexual. Muy lentamente se erosiona ese modelo tradicional, sobre todo en el cine de autor o autora, no tanto en el cine comercial donde vemos un poco lo de siempre.

«Creo que Almodóvar tiene una mirada sobre lo femenino y sobre las mujeres muy cuestionables desde la perspectiva de género»

Octavio Salazar

OP.- Recientemente, un amigo se quejaba de que Netflix no mostraba la realidad porque no hay tantas mujeres en altos cargos, como en comisarías de Policía por ejemplo, tal y como sí muestran las producciones. ¿Qué respondería usted a eso?

OS.- Hay que tener en cuenta muchas variables a la hora de valorar ese relato. Una de ellas puede que ser, como dice él, que ese relato refleje la realidad, si hay pocas mujeres pues que ese relato cuente que hay pocas mujeres en determinados contextos profesionales o políticos… Pero yo creo que otra variable interesante es que ese relato nos sirva para generar otros referentes y mostrarnos la posibilidad de que una mujer puede tener los mismos méritos, las mismas capacidades para ocupar determinados puestos, profesiones o determinados espacios en los que habitualmente no las hemos visto. Desde ese punto de vista el cine tiene una eficacia pedagógica. Niños y niñas ven en la pantalla a una mujer que es astronauta, policía o ministra, eso les educa para interiorizar que esos puestos no son exclusivamente de varones sino que también es posible que lo ocupen mujeres. Tiene valor que una producción, aunque todavía son minoritarias, te muestre a una mujer responsable de las fuerzas de seguridad o del ejército o de cualquier otro espacio donde hemos visto habitualmente hombres. Antes no había un mínimo resquicio para que apareciese ahí una mujer en el rol protagonista.

OP.- ¿Quiénes aprenden más con este libro: ellos o ellas?

OS.- Buena pregunta. Ojalá eso que escribo sobre los hombres, sobre masculinidades, lo leyeran a su vez muchos de ellos e iniciaran un proceso de renovación crítica sobre sí mismos. El cine y lo que yo hablo sobre el cine termina siendo un espejo en el que te ves reflejado.  Con una peli o una serie ves muchos comportamientos, roles en los que te sientes identificados contigo mismo. En ese sentido, ojalá ese análisis crítico que hago sirviera para que los hombres empezaran a cuestionarse cosas y determinadas asuntos que el feminismo ha puesto sobre la mesa en los últimos años, que los hombres sientan que tienen que ver con ellos porque están apelando a nuestra manera de ser y relacionarlos. Son más las mujeres que inicialmente se acercan a este tipo de lecturas, están más concienciadas, tienen más interés por este tipo de cuestiones. Confío en que a través de ellas este libro, por ejemplo, llegue a los hombres. Muchas veces las mujeres me piden que se lo dediquen a sus maridos, hijos… Ojalá les sirviera para que les hiciera un pequeño ‘clic’ en la cabeza. Siempre parto de la evidencia de que el machismo es una cultura en la que estamos todos y todas, muchas veces el machismo se reproduce casi sin darnos cuenta en situaciones muy cotidianas y en cantidad de mensajes que en el mundo del cine es muy fácil que nos lo cuelen. Cualquier mirada crítica es bueno para hombres y para mujeres. El cine maneja una dimensión más emocional de la audiencia y a través de ella es muy fácil dejarse llevar por una historia que nos vende el amor romántico más tóxico y que muchas mujeres cuando las ven se quedan absolutamente fascinadas por el relato y, detrás, hay un mensaje muy peligroso. Nos venden un modelo de amor que está en la base de muchas relaciones muy tóxicas desde el punto de vista afectivo.

«Padres y madres hemos perdido la noción de que educar significa poner límites o controles de lo que se puede o no hacer»

Octavio Salazar

OP.- Le pido que se moje. ¿Qué película no recomendaría jamás?

OS.- Es complicado (risas). La mayor parte de las reseñas que recojo son de series o películas que, incluso en el caso de que a mí no me han convencido del todo, tienen cosas interesantes para hacer una recomendación crítica. Hablo de alguna película de Pedro Almodóvar, soy muy crítico con sus películas y de cómo refleja la realidad de las mujeres en el cine, eso no impide que valore sus películas cinematográficamente. Creo que Almodóvar tiene una mirada sobre lo femenino y sobre las mujeres muy cuestionable desde la perspectiva de género, pero no diría que no se vieran, pienso que son interesantes para explicar esta mirada crítica. Muchas películas del cine clásico como ‘Ciudadano Kane’ por aludir a John Wayne. ‘Fast & Forious’, por los personajes masculinos que muestran, cómo venden un tipo de hombre que tiene que ser competitivo, con cuerpos vigorosos, mientras las mujeres tienen un papel absolutamente secundario y repite la idea de la masculinidad heroica, todo lo que tiene que ver con la ira o la furia. Va por la décima y todas son muy taquilleras, muy exitosas entre el público más joven y desde la perspectiva de género no pasaría ni el control más pequeñito.

OP.- ¿Dónde queda el cine porno? ¿Y Youtube?

OS.- Uf… Ahí entramos en un tema tela de complicado. La pornografía a la que se accede de manera absolutamente libre, sin ningún tipo de filtro a través de Internet ofrece relatos audiovisuales que reafirman de manera absolutamente dramática los roles más tradicionales de género, donde se coloca a los hombres en una posición dominante, violenta sobre las mujeres. Ellas no tienen voz, no tienen autonomía, no se reconocen sus deseos… Ese porno que masivamente consumen cada vez chicos y chicas más jóvenes se está convirtiendo en una malísima escuela de educación sexual. Ofrece un reflejo de la sexualidad y de lo que significa ser hombre como sujeto protagonista, la centralidad de tus intereses, el que tiene el mando el que se apoya en el grupo para realizar determinadas praxis, incluso violentas, mientras que la mujer aparece siempre en un rol pasivo subordinado, sometido y violentado, legitimando la violencia sexual. Ese porno no refleja la sexualidad sino la violencia sexual. Eso situado en un contexto en el que sigue faltando educación sexual en las familias, en las escuelas, en la sociedad, da lugar a una bomba de relojería que se está sometiendo a un análisis y un debate muy serio en los últimos años, pero no se están tomando medidas que sean eficaces para tratarla.

OP.- ¿Qué medidas serían esas?

OS.- Me planteo qué se puede hacer desde el derecho frente al porno. De entrada, jurídicamente es muy complicado establecer prohibiciones. Internet tiene una dimensión global, es un ámbito que va más allá del estado y el poder de éste es limitado. Además se abriría un debate sobre la libertad de expresión, creativa, etcétera. Sí creo que se podrían establecer controles en lo que respecta al acceso de menores de edad a determinadas páginas. Ahora mismo hay una total impunidad y cualquiera, da igual la edad que tenga, accede a determinados contenidos. Lo de Internet es un gigante tan difícil de controlar que cualquier herramienta luego terminaría siendo ineficaz. La clave está en cómo estamos educando a las nuevas generaciones, no sólo con respecto al porno sino en general al uso de Internet y de las redes sociales. No podemos aislarlos de una realidad que es la realidad de su mundo. Se dice que son nacidos digitales y se comunican fundamentalmente a través de esos espacios. No podemos prohibirles que accedan a esos espacios, sí educarlos para su uso responsable, y la responsabilidad no es sólo de los colegios, también de padres, madres y de la sociedad en general. Igual que nos preocupamos de que tengan una dieta saludable tendrían que aplicarse a otras cosas que consumimos. Es un trabajo de concienciación y formación desde muy pequeñitos porque muy pronto tienen acceso a este tipo de lenguaje.

OP.- ¿Cuándo deben ser los niñas y niñas los “dueños” del mando a distancia y elegir?

OS.- En términos jurídicos los menores de edad tienen todos los derechos que les reconoce el ordenamiento jurídico, pero no pueden ejercerlos todos del mismo modo que una persona adulta. Se habla de que una persona de forma progresiva, debe haber un acompañamiento de los padres y madres los que fueran estableciendo pautas, límites. Creo que padres y madres hemos perdido la noción de que educar significa poner límites o controles de lo que se puede o no hacer. Deberíamos empezar dando ejemplo para tener la autoridad de decirle a nuestros hijos que no estén todo el día con el móvil. Es una tarea compleja porque tiene que ver con el ejemplo y me temo que todos tenemos las mismas adicciones.

OP.- ¿Qué le gustaría que le preguntara?

OS.- Por qué dedicándome al Derecho Constitucional y trabajando en el ámbito jurídico esta relación con el cine cuando, de entrada, parecen dos terrenos muy distantes. Hay gente que cuando lee mis reseñas o escucha mis charlas les cuesta creer que me dedico al mundo del Derecho. El cine ha sido en mi caso una herramienta de crecimiento personal. Disfruto mucho del ritual de ir al cine y me da pena que se pierda esta costumbre que para mí es importante. El cine tiene una capacidad enorme para provocar cambios de comportamiento, tomar conciencia, para explicar cosas, generar preguntas. A través de las emociones que te transmite una película es más fácil darse cuenta de algunas realidades: colectivos discriminados, lo que supone vivir en un determinado país o contexto político… Todo eso lo ves a través de una historia que te están contando y eso tiene un impacto enorme que, creo, bien utilizado es muy educado. Para mí que hablo mucho de derechos fundamentales, a veces es más fácil recurrir a un fragmento de una película o aludir a una serie para explicar a mi alumnado conceptos muy abstractos como la justicia, la igualdad o los valores que tienen que ver con la democracia.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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