«Quien ayuda se siente bien; no nos pesa”
Un grupo de mujeres de El Puerto contribuye a que niños hospitalizados sean más felices y colabora con diferentes ONG gracias a las artesanías que elaboran en el taller ‘Puntadas Solidarias’, una forma extraordinaria de exprimir la vida superando los sesenta.
El gran escritor José Luis Borges se refería a la “fresca ancianidad” de su madre, Leonor. A OtroPeriodismo le faltan adjetivos hermosos para definir a Ángeles la Cruz y a cada una de sus compañeras. Ellas son dispuestas, solidarias, afanosas, abnegadas…, un grupo de mujeres extraordinarias de El Puerto (Cádiz), ya entradas en la vejez, que forman parte del ‘Puntadas solidarias’, proyecto de voluntariado enmarcado en otro más amplio llamado Programa Barrio Alto.
Tiene “la espalda rota” confiesa de La Cruz a sus 69 años. La vida de esta mujer, ama de casa, madre, y trabajadora doméstica en diferentes hogares, nunca ha sido fácil. Sin embargo, la casi septuagenaria no escatima en ayudar a los demás, aguja e hilo en mano, formando parte de un grupo de mujeres mayores inquietas y comprometidas, que dedican tres horas a la semana a elaborar artesanías y manualidades que donan a diferentes organizaciones para ayudarlos en sus diferentes causas
Este grupo espontáneo de mujeres altruistas ha sido constituido sobre el eje vertebrador de Aurora Fernández y sus antecesoras. Fernández, coordinadora del taller, contacta con diferentes asociaciones que pueden ser las beneficiarias. De esta forma se cerciora de sus necesidades. Luego, propone las iniciativas que pueden servir para cubrirlas, así como los materiales para elaborarlos.
De esta forma tras horas de trabajo han donado pulpos solidarios; mochilas de merienda para el comedor de verano social de Afanas que atiende a niños de zonas desfavorecidas; marca páginas que a través de Personas Lectoras son entregados junto con un libro a niños hospitalizados en pediatría; lazos conmemorativos; llaveros con formas de animales que las protectoras de animales venden con el fin de recaudar dinero con el que hacer frente a gastos de mantenimiento…
Ángeles la Cruz, lo tiene claro: las casi 80 bolsitas que las manos de estas curtidas mujeres realizaron para que los niños no se obsesionaran con los goteros y los pulpitos que niños lactantes hospitalizados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) agarraban fuerte entre sus pequeñas manitas como del cordón umbilical de la mamá se tratase, son las dos iniciativas que más les han llegado al corazón.
Un 18,7% de la población española es considerada “mayor”, es decir, supera los 65 años. La esperanza media de vida de las personas mayores de 65 años es de 20 años para los hombres (hasta los 85) y de 23 para las mujeres (88 años). Y estas mujeres portuenses quieren exprimir el tiempo que aún les resta y darlo todo que es mucho, seguir sumando a la sociedad dando ‘Puntadas solidarias’.
Un 18,7% de la población española es considerada “mayor”, es decir, supera los 65 años. La esperanza media de vida de las personas mayores de 65 años es de 20 años para los hombres (hasta los 85) y de 23 para las mujeres (88 años)
El Programa Barrio Alto está compuesto por cuatro patas: el programa de voluntariado, de mayores, reanuda tus estudios, y absentismo escolar. Su puesta en marcha es posible a partir de la Ley de 2015 que permite a las entidades públicas promover voluntariado y gestionarlo sin cubrir puestos públicos, ni necesidades ni recursos. Los dos primeros comparten espacio en el Palacio de Purullena y Goytisolo. En él surge un grupo de personas, en su mayoría mujeres, interesados en participar en iniciativas solidarios.
Comenzaron en 2017 con un taller de reciclado textil y en 2018 otro de costura. En su génesis la idea era reconducirlo hacia la asociación de vecinos y crear un grupo de voluntarios mayores, aunque por ahora no se ha conseguido. “Requiere, entre otras cosas una persona mayor que se encargue del grupo y coordinarlo. Por otro lado también era difícil que el grupo se compactara dada las peculiaridades del colectivo”, explica la coordinadora.
Intercambian opiniones sobre lo que elaboran hasta llegar a un consenso , además, comparten experiencias e inquietudes sobre sus respectivas vidas, preocupaciones… “Hablamos de si nos gusta cómo queda algo o no, de nuestros hijos, de todo”, apostilla La Cruz. El taller no sólo les vale para evitar la soledad y elevar su autoestima. Aunque a priori hay establecidas tres horas semanales para esta labor, a veces suelen dedicarle más tiempo, a pesar de suponer una merma en el tiempo que deben dedicar a sus ocupaciones. Pero no le importa ni a ella, ni a ninguna de sus compañeras: “Lo hacemos con voluntad, de buen grado. Quien ayuda se siente bien, no nos pesa”.
Periodista.