En primera personaOpiniónVida

¿Quieres saber la hora de tu muerte?

Casi 150.000 personas mueren cada día en todo el mundo, según los datos de 2017. En 2021, aproximadamente 1.510 perdieron la vida en accidentes de tráfico en España y 11 se suicidan.

¿Quieres saber la hora de tu muerte? ¿Quiero? ¿Te lo has preguntado alguna vez? ¿Y la causa? De pequeña y adolescente pensaba que eso era cosa de los demás y de la televisión. Entonces, en “mi mundo”, reducido a mi familia –papá, mamá, mis hermanas y yo– eso no sucedía. Le pasaba a otros. Más tarde, comprendí que también éramos frágiles y vulnerables, así como el resto de la gente. Una enfermedad, un accidente, sin esperarlo, nos cambia completamente la vida.

Ya consciente de que la muerte no es algo solo de ciencia ficción, y a raíz del fallecimiento de Pau Donés, líder de Jarabe de Palo, esas preguntas me acechaban. En su caso, me pareció una suerte saber con la “antelación adecuada” –si se me permite la expresión­–, la hora de su muerte. Tuvo la posibilidad de reflexionar, ajustar cuentas, regalarnos los 20 mandamientos para ser felices…

A día de hoy, no quiero saber la causa de mi muerte y creo que sigo sin querer saber cuándo llegará mi última hora. Un furgón embistió mi coche de forma inesperada. Este hecho me hizo concluir que mi último aliento de vida puede tener lugar al escribir estas líneas o en cualquier otro instante.

«Querría haber sabido la hora de la muerte de mi madre. En su día fui incapaz de descifrar el lenguaje farragoso del diagnóstico de su doctora. Se nos quedaron muchísimas cosas pendientes. Mientras, la castigué con tratamientos que, quizá, de poco o nada sirvieron».

María Luisa Parra

Sin embargo, querría haber sabido la hora de la muerte de mi madre. En su día fui incapaz de descifrar el lenguaje farragoso del diagnóstico de su doctora. Se nos quedaron muchísimas cosas pendientes. Mientras, la castigué con tratamientos que, quizá, de poco o nada sirvieron. Pasó sus últimas horas en una sala de observación abarrotada donde no pudimos despedirnos dignamente. Apenas bromeamos disfrazando de sarcasmo y falso humor el miedo a perderla. Claramente no estaba, no estábamos preparadas para ese momento.

“Si hubiera sabido la hora de su muerte, no hubiera cometido muchos errores al respecto. Si hubiera sabido la hora de su muerte, no hubiera cometido muchos errores al respecto…”. Esa letanía retumba en mi cabeza muchas noches, me impide VIVIR dando el cien por cien de mí a quienes me rodean. Y, si soy honesta, se trata de una subterfugio, un escudo de dolor y duelo al que me aferro para evitar salir a comerme el mundo, por la sencilla razón de que me aterra hacerlo sin su abrigo.

Fotografía: Mi madre./ @MLPARRAGARCIA

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Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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