Autónomo: héroe con un sueño que no se pisoteará
Más cerca de los 40 que de los 30, soy Autónomo. También lo era más cerca de los 30 que de los veinte. Y con esos años en la mochila vuelvo a recibir sin frío ni calor una nueva Reforma de la Ley de Trabajadores Autónomos que nunca acaba por devolvernos ni tan siquiera parte de lo que somos capaces de generar.
Medidas insuficientes que una vez más condenan a nuestro colectivo a reinventarse ante las continuas acometidas de un sistema profundamente injusto con la clase trabajadora y cuyos hilos mueven unos dirigentes que se callan como meretrices en misa cuando sobre la mesa está la mejora de nuestras condiciones.
Ante este nuevo azote, el guiño cómplice de las asociaciones más representativas de nuestro colectivo, desvirtuadas hace tiempo y acostumbradas ya a compartir mesa y mantel con los mismos que nos castigan sin cesar. Así las cosas, lo que está por venir lo ve un ciego.
En tiempos de crisis y recortes, en las calles han sido protagonistas los pensionistas, estudiantes, cuerpos de seguridad, sanidad…, sin que de los autónomos se haya sabido nada. Tampoco se les esperaba. No es ese el escenario, por desgracia, en el que nos veréis. Acostumbrados a responder a cada mazazo con más trabajo, aún estamos los que soñamos con esa sublevación que nos lleve a conquistar lo que siempre nos negaron.
Acostumbrados a responder a cada mazazo con más trabajo, aún estamos los que soñamos con esa sublevación que nos lleve a conquistar lo que siempre nos negaron»
Pero letanías al margen, los autónomos somos lo que somos porque hemos bebido de muchas fuentes cercanas que nos han inyectado la dosis de adrenalina necesaria para afrontar el reto sin desviar la mirada. No cualquiera puede hacerlo. La necesidad y la pasión tienen una fuerza descomunal y ambas son determinantes en ese momento en el que dejamos atrás los miedos y decidimos inventarnos nuestro propio puesto de trabajo.
Del mismo modo, esa necesidad y esa pasión, suelen marcar el futuro de nuestra vida como emprendedores. Cuando se inicia una actividad por necesidad está condenada al hartazgo y, por ende, al fracaso. La ilusión se acaba desgastando como la rueda de un coche que la pones a mucha velocidad y se quema.
Por contra, cuando esa actividad se emprende por vocación, la pasión la hace perdurar en el tiempo y plantar cara a cada piedra en el camino, por más que ésta pueda parecer una montaña. Trabajar con pasión nos ayuda a marcar la diferencia, a aportar ese plus que convierte en excelente aquello que desarrollamos. A levantarnos de la cama antes de que la alarma nos castigue.
Con esa pasión he conocido a muchos autónomos, dueños del brillo de sus ojos. Nada les puede salir mal, no lo merecen. Son luchadores que también buscan una vida mejor para los suyos y que para salir de un mercado laboral agonizante han sido capaces de inventar sus propias puertas sin ayuda de nadie. Profesionales a los que ningunean los que mandan y de los que se duda de forma cruel cuando, por ejemplo, solicitan un préstamo.
A todas esas trabas ellos, los autónomos, responden con lo mejor de sí. Porque no me cabe duda de que sin la sonrisa del panadero, sin el “gracias” más sincero de la frutera, sin el “buenos días” de corazón de la carnicera o sin el cariño eterno de ese señor que prepara con devoción los bocadillos para el cole…, nuestros días serían mucho más grises.
Profesionales a los que ningunean los que mandan y de los que se duda de forma cruel cuando, por ejemplo, solicitan un préstamo»
Sin embargo, cada uno de estos héroes muchas veces son invisibles para el resto de la sociedad, quizás porque aún no hayan tomado las calles, y las prisas impiden valorar suficientemente lo que hacen para facilitar la vida de todos.
Por eso hoy presento mi admiración a todos los que cada día lucháis contra este cruel sistema con el cuchillo entre los dientes y porque también quiero que sepan esos que mandan que no nos dan miedo sus cuotas, ni sus miradas desafiantes.
Se equivocan si creen que pueden pisar nuestra pasión. Ellos tienen poder pero nosotros, los autónomos, tenemos sueños y una alarma que nunca dejamos que suene.
Responsable de Marketing y Comunicación
Asesoría AsindePymes