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El director de ‘Techo y comida’: «No hago películas para ganar premios»

Tras la resaca del éxito, Juan Miguel del Castillo (Jerez, 1975) prepara su siguiente proyecto, la adaptación de una novela, ‘La maniobra de la tortuga’, de Benito Olmo, la que será su segundo largometraje. Cree que es imposible superar el número de galardones de su primera película y se marca como objetivo lograr que sea más taquillera.

Aparentemente imperturbable. Sus amigos le definen como una persona “tranquila” y él así lo reconoce, “ayuda porque esta profesión es muy estresante”, aunque no niega que la procesión va por dentro. Juan Miguel del Castillo (Jerez, 1975), con su gesto inmutable, ha recogido una treintena de premios en diferentes países. Este señor de carácter calmo ha tocado con su ópera prima los cimientos de las conciencias españolas mostrando con aplomo y sin florituras una realidad rotunda, la que han sufrido y aún sufren las familias desahuciadas.

Con ‘Techo y comida’ el director dio a conocer una de las vergüenzas de España y festivales de este y otros países lo han sabido reconocer. “Contando con lo mínimo, conté lo máximo”, afirma Del Castillo.

Tras la resaca del éxito prepara su siguiente proyecto, la adaptación de una novela, ‘La maniobra de la tortuga’, de Benito Olmo, la que será su segundo largometraje. Cree que es imposible superar el número de galardones de su primera película y se marca como objetivo lograr que sea más taquillera.

OP.- ¿Aún monta comuniones?

JMC.- No eso por fin lo dejé hace años. Estudié imagen y sonido y de joven con una cámara empecé a buscarme así la vida. Luego profesionalmente poco a poco he ido cambiando de trabajo y por suerte ya no me dedico a eso.

OP.- ¿La vida de Juan del Castillo ha sido fácil, es fácil?

JMC.- Sí, soy de una familia muy normal, del barrio de Las Viñas, humilde y trabajadora. Tuvieron que hacer un esfuerzo para pagarme los estudios en la Escuela de Cine. No hay mucho más que contar además de lo que se sabe. Como todo el mundo he vivido momentos de más dificultad; no me han puesto las cosas fáciles. Siempre lo he dicho, no tengo padrino para conseguir todo esto. He tenido que trabajar mucho para hacer ‘Techo y comida’, y mi familia. Ahora queda lo más difícil que es mantenerse y seguir trabajando en esto.

OP.- ¿Ha realizado trabajos audiovisuales únicamente por necesidad?

JMC.- Como todo el mundo, eso está claro. Todos los trabajos tienen lo suyo. He tenido que hacer cosas que no me gustan, incluso no relacionadas con la profesión y, lógicamente, de jovencillo he trabajado en bodas y comuniones, pero también en la hostelería y quitando gotas de pintura en una obra. He trabajado de todo hasta llegar aquí, como cualquier persona. Mientras estás estudiando y aspiras a lo que te gusta, por el camino haces cosas que no te gustan, es normal.

OP.- Odia ser famoso, pero ya no puede evitarlo. ¿Qué tal lo lleva?

JMC.- Bueno, bien… más que no me gustarme es que creo que es una cosa que no es importante, al menos así lo veo yo. Lo importante es hacer lo que te gusta y tirar para adelante. Poder hacer cine que es lo que siempre he buscado, me conformo. El tema de la fama, salir en televisión, las entrevistas, están bien durante una fase del proyecto porque te da visibilidad, te ayuda, te promociona, pero por otro lado, quitando eso, el mundo de la fama no me gusta porque considero que a las personas hay que valorarlas por otras cosas, no por la cantidad de veces que salgan en televisión o en la prensa.

OP.- ¿Es el mundo del celuloide como lo esperaba o le gustaría que fuese de otra manera?

JMC.- Sí es parecido, había hecho algo antes, aunque es la primera vez que hago largometraje. Sí es parecido a lo que me esperaba. Lo que no me esperaba era ir con una primera película a todas las galas, a todos los premios, a todo. De entrada, no me esperaba eso, me cogió un poco descolocado, ha sido un poco estresante. Durante dos meses no hemos parado de ir de un evento a otro, recogiendo premios. Es una alegría, pero me cogió de novato. Lo que no imaginaba era que iba a ser tanto, y me ha cogido un poco fuera de juego. Ya lo hemos aprendido, ya lo conocemos todo para cuando promocionemos otra película, siempre viene bien haber pasado por ahí.

OP.- Para usted asistir a los festivales ya era un premio. Ahora que ha logrado más de una treintena de galardones, ¿supone más tensión su siguiente trabajo? ¿hay temor a no cumplir expectativas?

JMC.- No. Realmente pienso que sí te dan un premio está muy bien, lo aceptas y es muy bonito. Si se puede conseguir, ¿quién no lo quiere?. Ahora, si no se consigue pues nada. Lo importante no es eso. Lo que busco en mi carrera no es ganar premios, lo que pasa que eso ayuda y los recogemos encantados. Superar a ‘Techo y comida’ en cuanto a premios, por decir algo, no creo que sea fácil ni que lo podamos superar con la siguiente. Eso ha sido una vez, puede que nunca más volvamos a conseguir una treintena de premios, pero quizás podamos conseguir otras cosas que con esa película no conseguimos, que también hay que valorar y que son importantes. No espero conseguir tantos premios con la siguiente ni me marco esos objetivos, sería una locura. Yo no hago películas para ganar premios. Quiero seguir trabajando haciendo películas que es lo que me gusta, que la gente vaya a verlas y poder hacer otras y estar ahí, mantenernos, creo que es lo complicado. Con eso me doy por satisfecho.

OP.- ¿Cómo era el antes y cómo es el después de un director de cine que es alabado en los festivales por su ópera prima, cuya actriz principal, Natalia de Molina, logra el Goya y que grita al recoger galardones ‘Techo y Comida’ para todos

JMC.- No he cambiado mucho, de hecho me lo dicen. Antes buscaba hacer un trabajo, conseguir que saliera a la luz, ser reconocido… Una vez que lo consigues, te quedas más relajado, pero sigo siendo el mismo, lo veo todo igual. Es una satisfacción personal, siempre he luchado por ello y por fin lo he conseguido. Si no se hubiera conseguido, daba igual, seguimos adelante, lo hubiéramos logrado con la siguiente. En el día a día queda un camino más complicado que hasta ahora, hay que tener los pies en la tierra. Hemos tenido mucho éxito con esta película, pero no hemos conseguido que la gente haya ido al cine, no ha sido demasiado rentable para la productora. El objetivo es que más gente vaya a ver la siguiente.

Fotograma de 'Techo y comida'.
Fotograma de ‘Techo y comida’.

OP.- Toca diferentes palos desde el humor, con ‘Curso Dandalú’, al amor de una madre por su hijo con Rosario, al cine más social y reivindicativo… ¿Cómo te gustaría que te definieran? ¿Hacia dónde quiere enfocar su carrera?

JMC.- Me gusta más el cine realista, también el cine social y reivindicativo, pero la siguiente película no va a ser así exactamente. No me gustaría que me catalogaran en nada. Puedo decir lo que me gusta a mí: el cine en estado puro, el más realista, el cine sencillo, sin muchas florituras, sin ser efectista, sin mucho adornos, todo lo contrario de lo que nos suelen vender y que viene de Estados Unidos. Eso es lo que a mí me gusta, pero la verdad es que estoy dispuesto a hacer de todo. ‘Techo y comida’ es un drama social, ahora estoy preparando un thriller policíaco con el maltrato como telón de fondo y el tema de género. Hice el ‘Curso Dandalú’ y podría hacer una comedia perfectamente. Me gustaría ser una persona polivalente capaz de realizar todos los proyectos que lleguen a mis manos. Cada uno para mí es un reto y el que estoy preparando ahora también porque pienso que es distinto a lo que suelo hacer y supone un reto hacerlo bien.

OP.- ¿Qué otras injusticias le gustaría retratar?

JMC.- Hay tantas… tengo el cuaderno lleno de historias y de películas que podemos estar aquí tres días.

OP.- ¿Lo del cuaderno es real o una forma de hablar?

JMC.- Sí, sí, es cierto. En un cuaderno tengo anotadas todas mis ideas. A lo mejor es una idea que son dos líneas y eso se desarrolla y puede ser el guion de una película. Tengo ideas de todo tipo, un poco de todo. Me interesan las pequeñas cosas, la vida cotidiana, el realismo, los temas sociales son los que más me llenan y me interesan. El humor y la comedia también me gustan. Ahora hago un thriller. Esos son mis proyectos; ahora también hago encargos para la tele que yo por mi cuenta no llegaría a hacer.

OP.- En ‘Techo y comida’ evitó trasladar el morbo, algo muy difícil sobre todo, para venderla luego. ¿Qué líneas se marcó para no caer en ello?

JMC.- Analicé muy bien la situación, los personajes, me documenté mucho. He sido bastante fiel a la realidad. Hice un proceso de investigación: estuve en los Servicios Sociales; conocí a familias que estaban en esa situación e incluso peor, porque yo siempre lo digo, lo que yo he contado en ‘Techo y comida’ es muy ligth para lo que está pasando; leí mucho; me tragué muchos documentales… Yo quería ser fiel a la realidad.

También, aporto, mi visión sobre el mundo cinematográfico, artístico, de la vida, ya eso es mi punto de vista personal. El cine es mi profesión, busqué la manera de mezclar sus herramientas y sus posibilidades. Por ejemplo: la música. La vida en realidad no tiene música y es muy recurrida en las películas y series. Evité esas situaciones, me basé en la realidad, fui austero, contando con lo mínimo, conté lo máximo. Por ejemplo: eliminar la música, no tener una estética bonita sino feísta, usar la cámara en mano, ya que el ojo humano no está en un trípode… Mezclé esas herramientas estéticas para darle verosimilitud. Aposté por eso, hasta que terminas, no sabes si funciona o no. Ese fue mi punto de partida.

OP.- La banda sonora es muy potente.

JMC.- Me alegra, me lo ha dicho mucha gente. Quizás si durante toda la película hubiese habido música, ese momento no destaca. Al estar todo el tiempo en silencio y poner un tema tan brutal al final con un plano que no tiene cortes hasta que los personajes se pierden por el horizonte, es un momento que se te queda grabado. Es intencionado, no es casualidad. Está pensado para eso para que se te quede, para que nada te moleste y puedas centrarte en esa música. Si metes esa música en una escena de acción, es complicado que se te quede.

OP.- Ha empezado la adaptación de la novela ‘La maniobra de la tortuga’, un thriller policíaco con tintes sociales del gaditano Benito Olmo. ¿Ahora es más fácil? ¿Cuenta con mayor respaldo económico?

JMC.- No, siempre es igual de complicado a nivel creativo. A nivel de trabajo es cierto que se abren puertas que antes estaban cerradas. Ahora estoy trabajando para televisión con varias productoras, estoy adaptando la película, preparando otro guion… Está claro que te salen más cosas gracias a la repercusión que ha tenido ‘Techo y comida’.

OP.- ¿Tiene ya pensado quiénes serán los protagonistas?

JMC.- No, todavía no estamos en esa fase. Aunque siempre se te viene alguien a la cabeza hasta que no acabemos el guion que será este verano y sepamos con la financiación que podemos contar…

OP.- ¿Al igual que con ‘Techo y comida’ ha conocido de cerca algún caso relacionado con la violencia de género?

JMC.- La verdad es que no. En este caso me he documentado, pero menos porque el trabajo estaba hecho. Es una novela de 370 páginas, o sea que ha tenido un trabajo inmenso. Hemos trabajado en la adaptación dejándolo en 90, es decir, una hora y media, dos horas menos algo, lo que dura una película. Entonces en principio lo ha puesto fácil, es distinto.

OP.- Hay quien opina que no debería existir una ley específica contra la violencia de género. ¿Usted qué opina?

JMC.- Claro que es necesario, todo lo que se haga es poco. La desigualdad existe. Es una pena decirlo: se va avanzando, pero muy lento. Ahora es distinto a hace 50 años pero queda mucho camino y pienso que toda la ayuda que haya es poca. Espero que con la película aportemos nuestro pequeño granito. Tristemente, queda mucho trabajo por hacer y hay que concienciar a todo el mundo.

OP.- En esta ocasión cuando recoja galardones por el proyecto en el que está trabajando ¿cuál será su grito de guerra? ¿Qué mensaje directo quiere enviar?

JMC.- No lo he pensado, aún es pronto, no lo sé. Te pones a escribir y no busco los premios. Si lo dan, bienvenido sea, a nadie le amarga un dulce. Cuando estaba con ‘Techo y comida’, sí. Me veía en los Goya, aquí, allí… porque sueñas con eso, lo tienes en mente. Con este trabajo no me he visto.

OP.- ¿Cómo ve a la mujer en el mundo cinematográfico nacional? Las actrices y cineastas reivindican «más papeles» y protagonismo.

JMC.- Es cierto que se necesita igualdad en el cine y en todos los terrenos. ¿Cómo se tiene que hacer? Es una cuestión política y educativa, o sea, concienciar a todo el mundo desde pequeño en la escuela y desde la política. En el cine pasa como en todos los sectores, la desigualdad está vigente en todos lados. No está de más que se trabaje a fondo y se haga una propuesta seria.

OP.- ¿Qué pregunta le gustaría que le hicieran?

JMC.- No lo he pensado, preguntan tantas cosas… Quizás me gustan cuestiones como las que me has preguntado antes: cómo conseguir no caer en el morbo, o cómo te las has ideado para transmitir esto… Todo lo que está relacionado con el cine como arte. Por ejemplo: ¿por qué unas secuencias de ‘Techo y comida’ son súper emocionantes y otras no? Ese tipo de cosas porque siempre te formas un puzzle en la cabeza, imaginas cómo contar esto o lo otro y al final arriesgas, tomas una decisión, pero no sabes si vas a acertar o no. Es una alegría muy grande cuando ves que son acertadas, otras no. Todo lo que está relacionado con el cine, el arte, transmitir emociones, yo creo que ahí está la clave de todo, cómo entiendo yo el cine, por eso siempre es muy agradecido contestar a ese tipo de cuestiones.

OP.- ¿Cómo valora el cine español actual a nivel de calidad y temática?

JMC.- Bien, variado. Falta más cine en estado puro. Las productoras y los directores, los creativos, los guionistas, junto a los distribuidores tienen que ponerlo en una balanza lo que es el arte cinematográfico en sí y el venderlo luego… Falta apostar por el cine en estado puro. Es complicado, al entrar en el cine entiendo que es difícil para las productoras y distribuidoras: si inviertes en algo que no va bien, te arruinas. Creo que es lo que necesita, auqnue no tengo la fórmula para saber cómo hacerlo. Está claro que el cine que domina es el cine comercial, nos gustaría hacer otro tipo de cosas pero es que a veces no se puede. No es una crítica, entiendo a los productores y distribuidores. Creo que es lo que le falta al cine español y a todos, que las cuestiones artísticas sean valoradas. Muchas veces solo se aplaude el entretenimiento y creo que el cine es más que eso.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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