La odisea de vivir en el extranjero en tiempos de pandemia
Cuatro españoles residentes en el extranjero narran sus experiencias tras la crisis sanitaria y las restricciones sociales en sus respectivos países.
En 2020 se ha alcanzado la cifra récord desde que hay datos (2009) de españoles residentes en el extranjero, más de 2,6 millones, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). Este año la pandemia del coronavirus ha traído consigo unas restricciones a la vida social que han propiciado, entre otros aspectos, que muchos estudiantes universitarios decidan no irse de Erasmus.
No es el caso de Isabel Portales, natural del municipio sevillano de Pruna. En septiembre tomó un vuelo desde Málaga, con una aforo limitado debido a la Covid-19, hasta llegar a Praga. En República Checa le sorprendió la ausencia de ningún tipo de control “fuera del habitual”.
La pandemia no fue ningún impedimento para que la sevillana viviera esta experiencia a miles de kilómetros de su hogar: conocer gente nueva, vivir en otro país con una cultura diferente y salir de la zona de confort.
La crisis del coronavirus, sin embargo, ha propiciado que para los Erasmus sean diferentes. “No puedes viajar todo lo que deseas, no puedes salir de fiesta porque los bares y discotecas permanecen cerrados y no conoces a tanta gente”, afirma Portales al respecto. No obstante, no se arrepiente de nada y volvería a repetirlo en estas circunstancias ya que “hay que adaptarse a esta nueva vida y ser capaces de aprovechar y disfrutar lo que podamos”.
No puedes viajar todo lo que deseas, no puedes salir de fiesta porque los bares y discotecas permanecen cerrados y no conoces a tanta gente”
En Reino Unido residen más de 150.000 españoles. Uno de ellos, el andaluz Fran Pereira, vive allí desde los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Tuvo que emigrar al verse desilusionado con un empleo que no cumplió sus expectativas. Desde 2015 trabaja en la Administración.
Destaca de la ciudad anglosajona la “autonomía laboral” y el respeto a los trabajadores de otros países, característica que, según Pereira, no se da en España. Además, en este periplo por la urbe londinense ha escrito su primer libro, Las Tres Reinas Magas.
Pereira realizó dos viajes a España durante este aciago 2020. El primero coincidió con el nacimiento de su sobrina, en febrero. “Ya se empezaba a hablar del coronavirus, pero nadie se esperaba lo que iba a suceder a gran escala”. Los controles eran los típicos cuando se pasa de una zona que no está en espacio Schengen –área que comprende a 26 países europeos que han abolido los controles fronterizos– a otra que sí lo está.
En agosto se ahorró la cuarentena de 14 días al comprar los tickets 36 horas antes de la implantación de esta medida. En ese momento Recursos Humanos le permitió viajar. En Sevilla rellenó un formulario y antes de volver a la capital inglesa tuvo que hacer lo mismo pero de forma telemática. Sin embargo, en Reino Unido no revisaron la información que había aportado, sólo el código QR. En Navidad, Pereira espera realizar el tercer viaje con la incertidumbre de no saber qué le esperará en el aeropuerto.
En Dublín se encuentra Pablo Bocanegra, un gaditano del municipio de Olvera. Partió hacia Irlanda dada la escasez de oportunidades de trabajo como profesor de Educación Física de Primaria en España. En la ciudad dublinesa trabaja en una guardería con niños de tres y cuatro años. Afirma que, aunque guarda una cierta relación con lo que estudió, “no es lo mismo enfrentarte a una clase de infantil que a una de primaria”.
Al pisar suelo anglosajón, aparte de las “típicas medidas establecidas en casi todo el mundo”, Bocanegra se encontró en el aeropuerto con un formulario que tenía que cumplimentar con las razones de su viaje, y guardar una cuarentena obligatoria de 15 días. Durante ese período le llamaban ocasionalmente para verificar que seguía aislado.
Lo duro que es saber que no va a ver a sus seres queridos en meses, ni siquiera en fechas señaladas como cumpleaños o la Navidad
El olvereño recalca lo duro que es saber que no va a ver a sus seres queridos en meses, ni siquiera en fechas señaladas como cumpleaños o la Navidad. Sin embargo, volvería a comprar el vuelo a Dublín sin pensarlo ya que puede pagar el alquiler de una habitación y vivir decentemente, lo cuál es bastante positivo en los tiempos que corren.
En Lisboa reside por motivos personales la madrileña Susana Peñuelas desde 2015. En la capital portuguesa tiene una consulta de psicoterapia.
En Portugal ha adquirido de manera muy natural contacto con varios países de los que no sabía nada”. También ha ampliado su horizonte y su visión del mundo.
Este 2020 ha viajado varias veces a Madrid y Barcelona. Las restricciones existentes consistían en control de fronteras terrestres, cierres de barrios en la capital de España y el toque de queda en la ciudad condal. No obstante, en este año anómalo echa de menos ver a su familia y amigos con asiduidad.