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Manuel J. Mariscal: «La lucha no es un negocio, sino un arte»

El gaditano se ha convertido en todo un campeón del deporte de alto rendimiento. Lo que comenzó con unas clases de boxeo cuando tenía veinte años se ha convertido hoy en un estilo de vida. Aunque, su mayor lucha es con “la nueva normalidad”. 

Hace mucha calor, pero como siempre hago por las tardes me dispongo a ir a mi gimnasio habitual. Esta vez no para practicar deporte sino para conocer a su propietario Manuel J. Mariscal Cuadrado, un auténtico profesional de las artes marciales. 

El rostro de ‘Manu’, como le llaman sus amigos, mezcla buen rollo con profesionalidad. A sus  treinta y ocho años de edad y con un peso de setenta y cuatro kilos, posee medallas de oro, bronce y plata. Además, es maestro en su negocio personal donde imparte clases de todo tipo, aunque su especialidad es sin duda el Jiu-Jitsu. 

Sus comienzos fueron duros y sin ayuda. Asegura que dio tumbos de un trabajo mal pagado a otro hasta llegar a tener lo que tiene hoy. Durante el camino muchas personas han querido bajarle la autoestima, pero él siempre ha demostrado que “hay que creer en uno mismo”.

Manuel J. Mariscal, luchador profesional./ Cedida

Manu cuenta con los títulos de Técnico Superior en nutrición de la práctica deportiva, Monitor de Musculación y fitness y Entrenador Personal Superior. Su carrera marcial comenzó en el año 2015. Desde entonces ha cosechado el cinturón negro 1 DAN de lucha Sambo, y el cinturón 2 negro de DAN de Combat Sambo, el cinturón marrón de Brazilian Jiu-Jitsu (AEBJJ), y el cinturón morado de Luta Livre. Además. El gaditano está certificado por la Federación Andaluza de Lucha como árbitro de Combat Sambo y considerado deportista de alto rendimiento por el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA). 

Ha llegado a ser durante dos años campeón de Andalucía y España en Combat Sambo y Lucha, campeón de España en Brazilian Jiu-Jitsu y campeón de Europa en Brazilian Jiu-Jitsu en el Open 2017. También, ese mismo año representó a nuestro país en el campeonato del mundo, esta vez con sede en Marruecos (Casablanca). 

Asegura que dedicarse al deporte le ha hecho mejorar como persona, ya que ha aprendido a canalizar sus sentimientos y puede ayudar a que otros lo consigan. Pero, su verdadera motivación como profesor es hacer disfrutar, sobre todo, a los más pequeños. 

Durante el camino muchas personas han querido bajarle la autoestima, pero él siempre ha demostrado que “hay que creer en uno mismo”

Manu asegura que llevar un gimnasio es complicado; no tienes un sueldo fijo al ser autónomo, hay unos baremos muy variados de subida/bajada de clientes según la temporada, por no hablar de las pocas ayudas y grandes impuestos que asfixian a los empresarios. Todo estos factores influyen a la hora de su preparación: “Hay que ser un poco valiente para dedicarse a este negocio. Todo el mundo lo ve bonito, pero la verdad es que no tienes mucha vida social, ni vacaciones”.

Con la crisis sanitaria actual la cosa no ha ido a mejor y la bajada en los clientes ha sido notoria, en especial, por las restricciones del gobierno en cuanto al contacto físico: “Igual que en el fútbol se deja que 11 personas se abracen cuando marcan un gol, podrían dejarnos entrenar por parejas, siempre las mismas”.

Como empresario reconoce tener suerte por estar abierto y ofrecer otras actividades en su gimnasio, sin embargo, otros compañeros que solo se dedican a las artes marciales han tenido que cerrar sus centros deportivos. “La lucha no es un negocio, sino un arte que no debería de estar atado a intereses económicos”, subraya el deportista gaditano, Manuel J. Mariscal. 

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