Me pareció ver un lindo gatito
Domesticados desde hace unos 4.000 años, venerados por los egipcios, amados por Mahoma y creídos puros por el Islam, perseguidos durante la Inquisición por ser asociados a brujas y al diablo, los gatos cumplen una función primordial en la naturaleza controlando las poblaciones de las presas de las que se alimentan: aves, mamíferos, reptiles…
El problema aparece cuando en lugar de haber 4 ó 5 de gatos por hectárea, como sucede en la naturaleza, se fomentan colonias que albergan decenas de ellos en espacios reducidos.
Varios estudios científicos alertan del gran impacto que tienen los gatos para la biodiversidad. Un equipo de científicos de Enviroment Canada acaba de publicar en Avian Conservation and Ecology que la depredación por gatos es probablemente la mayor causa de muerte de aves en Canadá relacionada con el ser humano, más que tendidos, edificios, coches y parque eólicos juntos. Se estima que estos felinos matan más de 100 millones de aves al año solo en Canadá.
Otro estudio, publicado en la Royal Society, relaciona la presencia de patógenos letales transmitidos por gatos en nutrias marinas, focas y delfines en California.
Enfermedades, malos olores, ruidos de gritos y peleas de gatos, pulgas, etc., muy molestos y potencialmente peligrosos para los vecinos de las colonias, además de ser un grandísimo problema para la fauna de su entorno, son algunas de las consecuencias de la concentración de estos magníficos depredadores.
Para mantener las colonias controladas se debe de aplicar el CES (Coger-Esterilizar-Soltar) y evitar que se suelten nuevas crías no esterilizadas. Esta labor la vienen desarrollando altruistamente muchos voluntarios que incluso han pagado la esterilización de los gatos de su propio bolsillo. Desde aquí mi reconocimiento a esta altruista labor, cosa que se debería hacer desde los ayuntamientos, sin coste alguno y con un compromiso de sacrificio cero.
No obstante, estos problemas ambientales no se deben a los gatos en sí, remarcan desde Enviroment Canada, sino a la mala atención de sus dueños que los cuidan de manera irresponsable. Por ello, deben destinarse esfuerzos y recursos a informar, educar y concienciar a los propietarios de estos animales.
Si queremos conservar nuestra biodiversidad y su fauna asociada, debemos ir reduciendo el tamaño y el número de las colonias de gatos. Pero debemos tener claro que estos hermosos felinos no tienen culpa de su naturaleza. Somos nosotros los únicos responsables.
Pablo Oliva Mateos. Lic. en Ciencias Biológicas.
Diploma de Estudios Avanzados especialidad ‘Biología de la Conservación’
Muxo preocuparse por los gatos pero la gente sigue cobrando un sueldo de mierda en arcosur atlántico