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Emigración rural

La juventud de la zona rural, en general, sufre gran hastío en cuanto a poca esperanza de futuro, solo que con la conciencia de saber que, de haber nacido en un centro urbano, todo hubiera sido un poco más liviano. Llegar a clase sin barro en los pies, encontrar un bus con horarios que le permitan asistir a la escuela de idiomas o tener un centro de ocio diferente a un bar en su propia población, entre algunos ejemplos, hubiera hecho su día a día diferente.

De poco nos sirve decir de dónde procedemos, ni mucho menos nos van a reconocer nuestra valía por haber superado todos los obstáculos que supone crecer en un medio rural. Aunque sepamos mejor que nadie, cuánto nos ha costado llegar.

Resulta desconsolador cómo nuestras barriadas rurales y algunas pedanías ven mermadas su población cada año. Tanto por la falta de políticas urbanísticas que permitan el arraigo de los jóvenes en sus pueblos, como por la falta de oportunidades laborales. Esto último está muy en conexión con la falta de suelo urbanístico donde establecer negocios, entre muchas otras razones, como lo es la cada vez más deficiente conexión en transporte público con la urbe.

Una Formación Profesional poco conectada con el entorno agropecuario y la transformación de la materia prima, así como una Formación Profesional para el Empleo que repite hasta la saciedad los mismos cursos año tras año, sin innovar y haciendo que decenas de personas en un pueblo tengan un mismo curso que no genera empleo.

Son muchas las pedanías y barriadas que en unos meses comenzarán a vaciarse de nuevo, para ver a sus jóvenes emprender camino hacia Baleares o Canarias, en busca de trabajo en la hostelería de cara a la próxima temporada de verano. Jóvenes que trabajan y que dan el callo allá donde van, como los que también se han ido a otras comunidades autónomas u a otros países, enfrentándose a otros obstáculos idiomáticos y culturales. Jóvenes que saltaron los charcos de barro en sus carriles para ir a la escuela y que siguen saltando charcos, en forma de mares y océanos, para labrarse un futuro. Jóvenes a los que sólo se les resiste el obstáculo de encontrar trabajo en su propia tierra.

Artículo publicado originalmente en Gente Corriente.

Virginia Menacho

En Twitter@Virginius Periodista.

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