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Y no, ¡NO lo permitiremos!

Hace un año ahora que nuevamente un ‘tsunami’ de mujeres tomamos las calles para gritar que el patriarcado seguía ganando, y que no estábamos dispuestas a renunciar a una igualdad equitativa y de justicia social como desde el feminismo construimos cada día.

Un año después y en plena pandemia por la Covid 19, se hace más necesario visibilizar las demandas feministas. Todo ello, por mucho que se nos criminalicen en campañas mediáticas auspiciadas por quienes nos ven un peligro en mantener sus privilegios misóginos.

Y es que esta pandemia ha puesto, de forma más manifiesta que, aunque el mundo se pare, los trabajos de cuidados y sostenimiento de la vida, siguen en marcha. Estos trabajos realizados mayoritariamente por nosotras las mujeres pero, sin embargo, somos a la vez las grandes perjudicadas de esta crisis sanitaria. Por ello, se hace más necesario que las mujeres visibilicemos las luchas y nuestra capacidad de enfrentarnos a un sistema patriarcal y capitalista que nos explota laboral, sexual y reproducticamente y quiere perpetuar las violencias contra nosotras.

Este 8M, desde el movimiento feminista nos manifestamos de otras formas debido a la pandemia. Sabemos el poder de convocatoria que tenemos, y somos conscientes que millones de mujeres, nos lanzamos a las calles reclamando nuestros derechos.

Derechos tan básicos como cobrar lo mismo que los hombres, tener las mismas pensiones, exigir que los trabajos de cuidados y del hogar se valoren, se remuneren y coticen»

DERECHOS tan básicos como cobrar lo mismo que los hombres, tener las mismas pensiones, exigir que los trabajos de cuidados y del hogar se valoren, se remuneren y coticen, que se cumpla la paridad en las instituciones públicas, que se nos reconozca nuestra labor en el deporte, la cultura, o la ciencia, derecho a caminar tranquilas por las calles, a que no se nos cosifique, ni que se nos prostituya, ni se le ponga precio a nuestros vientres, a que no nos violen, a que no nos maten.

También nos visualizaremos por las que no pueden protestar, las mujeres explotadas sexualmente, las migrantes y temporeras, las mujeres con discapacidad funcional, las trabajadoras del hogar, las mujeres trans, las lesbianas… Porque si antes de la crisis sanitaria estas mujeres ya tenían relegados sus derechos, su realidad se ha agravado más aún y quedan sin un ingreso mínimo vital, que con las urgencias que vivimos no se les ha proporcionado, o bien, se les ha dificultado en burocracias y papeleos, cuando de lo que hablamos es de SUPERVIVENCIA.

También nos haremos visibles gritando bien fuerte «yo si te creo hermana”, «sólo sí es sí, lo demás es violación”, «si nos tocan a una, respondemos todas”, «basta ya de violencias machistas”. Porque las barbaries que están cometiendo contra nosotras parece que no tienen límite.

Discursos reaccionarios y de odio, ya no solo de quienes desde posiciones neoliberales, abogan por discursos que quieren parecer feministas y que refuerzan los roles de género, sino a los discursos de extrema derecha, neofascistas»

Este 8M, además, nos enfrentamos a los discursos reaccionarios y de odio, ya no solo de quienes desde posiciones neoliberales, abogan por discursos que quieren parecer feministas y que refuerzan los roles de género, sino a los discursos de extrema derecha, neofascistas y que colocan en la agenda política la criminalización de nuestras luchas. Imponen pin parentales, recortan en presupuestos de la lucha contra las violencias de género, cuando no su negación explícita…

Y no, ¡NO lo permitiremos! NO CALLAREMOS, ni callarán nuestras voces. Porque somos muchas, porque somos valientes, y porque ya estamos hasta el MOÑO de tantas violencias machistas hacia nosotras las mujeres, por el simple hecho de serlo. Por mucho que nos quieran silenciar, culpabilizar y criminalizar con prohibiciones en los derechos más básicos, como en Madrid.

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