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10 consejos –más uno– para frenar el cambio climático y cuidar tu bolsillo

El cambio climático es el problema medioambiental más grave al que se enfrenta el planeta. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentan cada año. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, catorce de los quince años más calurosos de la historia se han registrado en el siglo XXI, por lo que el planeta nunca había sufrido tanto como ahora en toda su historia. 

Para frenar esta crisis resulta indispensable que las empresas cambien sus modos de producir y consumir ya que perjudican gravemente la naturaleza. El papel de la industria es esencial para el cambio, pero también hay que prestar atención a la oportunidad que tenemos cada persona de ayudar a esta acción mediante pequeños gestos. Con esta batería de sencillas prácticas ayudarás a hacer de éste un mundo más habitable y aliviarás tu bolsillo.

  1. Apagar los aparatos electrónicos cuando no estén en uso

Con esto, evitas que miles de kilos de CO2 salgan a la atmósfera. Un televisor que permanece encendido durante tres horas al día –la media que los europeos ven la tele– y en stand-by las 21 horas restantes, consume un 40% de la energía total en el modo de espera. O por ejemplo, no dejes el cargador de tu móvil enchufado todo el tiempo aunque no esté conectado al teléfono porque seguirá consumiendo electricidad.

  1. Cambiar las bombillas

Reemplaza la bombilla tradicional halógena por luces LED de bajo consumo. Supone un ahorro energético de hasta un 70% y de más de 45 kilogramos de dióxido de carbono al año. La segunda es más cara, pero resulta más económica a lo largo de su vida. Una sola de ellas puede reducir hasta 60 euros los gastos de electricidad, según la Comisión Europea.

  1. Vigilar los electrodomésticos

Tapar la cazuela mientras cocinas es un modo de ahorrar mucha energía. Aún mejor son las ollas a presión y las vaporeras, que ahorran un 70% de energía. Usa la lavadora y el lavavajillas sólo cuando estén llenos. Si no lo están, usa programas económicos. No hace falta poner una temperatura alta, hoy los detergentes son eficaces incluso cuando es baja. Recuerda que cuando el frigorífico y el congelador están cerca de los fuegos o de la caldera, consumen mucha más energía. Si éstos son viejos descongélalos periódicamente. Los nuevos tienen ciclos automáticos de descongelación y son casi dos veces más eficientes. No pongas en la nevera alimentos calientes o templados; ahorrarás energía si dejas que se enfríen primero.

  1. Regla de las tres erres

Afortunadamente, cada vez son más los ciudadanos que llevan a cabo esta regla en sus hogares: reducir, reutilizar y reciclar. Por un lado, reducir la compra de productos que tengan un mayor impacto ambiental. Reutilizar o emplear varias veces los productos consumibles. Y, por último, reciclar y reutilizar los residuos como materia prima. De esta forma se ahorra más de 730 kilos de CO2 al año al reciclar la mitad de la basura que se produce en casa.

  1. Reducir la cantidad de basura que consumimos

Escoge productos con poco envase, por ejemplo, una botella de 1,5 litros genera menos residuos que tres de medio litro. Otro ejemplo es el sudo de bolsas reutilizables para la compra. Además, es muy recomendable evitar el uso de toallitas húmedas y de papel en el baño ya que puedes evitar la emisión de 1.100 kilos de CO2 si reduces tu basura un 10%.

  1. Reducir el uso de agua caliente

Es primordial disminuir la cantidad de agua que utilizamos al día. Algunos consejos: darse una ducha rápida en vez de un baño, cerrar el grifo mientras te enjabonas puede reducir el consumo energético hasta en un 80%, por no decir, que también es necesaria una gran cantidad de energía para calentar el agua o lava con agua fría o tibia con lo que ahorrarás 150 kilos de CO2. Por último, asegúrate de que tus grifos no gotean: el goteo de uno puede hacer perder en un mes el agua suficiente para llenar una bañera.

  1. Ajustar el termostato

La oscilación de dos grados centígrados en invierno y en verano ahorra más de 600 kilos de dióxido de carbono por hogar en un solo año. También, bajar la temperatura un grado puede reducir la factura de la calefacción entre un 5 y un 10%. Cuando ventiles tu casa, abre las ventanas unos minutos, no dejes escapar el calor mucho tiempo. Otro consejo es no abusar de los aparatos de aire acondicionado ya que consumen mucha energía y emiten unos 650 gramos de CO2.

  1. Seguir una dieta de carbono

Al contrario de lo que pueda parecer, lo cierto es que nuestra alimentación puede llegar a reducir los gases de efecto invernadero. Según la FAO, la ganadería es responsable de casi el 18% del total de emisiones contaminantes debido a las enormes cantidades de energía consumida durante la producción de fertilizantes. Se recomienda comer menos carne y aumentar la presencia de productos bio en nuestra dieta por contener menos pesticidas.

  1. Stop coches y motos

Camina, monta en bicicleta o usa el transporte público. En la actualidad, la mitad de los desplazamientos en coche se realizan a menos de 3 kilómetros de distancia, y un 10% son para trayectos de menos de 500 metros.

Los gases que desprenden los coches son una de las causas principales de contaminación ambiental y del calentamiento global. Por eso, siempre que sea posible, utiliza el transporte público, la bici o desplázate a pie.Ahorra 30 gramos de CO2 por cada 4,5 kilómetros que no conduzcas. Por cada litro de combustible que quema el motor de un coche, se libera una media de 2,5 kilos de CO2, según la Comisión Europea. También es recomendable reducir la velocidad al conducir: gasta menos gasolina y emite menos CO2. Ir a más de 120 kilómetros por hora aumenta un 30% el consumo de combustible, frente a una velocidad de 80 kilómetros por hora.

  1. Revisar los neumáticos

Si la presión de tus neumáticos baja 0,5 bares, tu coche consumirá un 2,5% más de combustible y, por tanto, liberará un 2,5% más de CO2. El ahorro de cuatro litros de gasolina evita la emisión de seis kilos de dióxido de carbono.

  1. Plantar un árbol

Un solo árbol absorbe una tonelada de dióxido de carbono durante toda su vida. Los bosques actúan como sumideros de carbono, ya que retienen el CO2. Plantar árboles, comprar madera certificada con el sello FSC o evitar toda aquella actividad que pueda suponer un riesgo de incendio serán de gran utilidad para preservar la biodiversidad del planeta.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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