CríticaCultura & Ocio

‘Todos deberíamos ser feministas’

Fotografía: Manifestación del pasado 8 de marzo de 2019 en Jerez./ @MLPARRAGARCIA

Frente al discurso manido de «las mujeres ya habéis logrado la igualdad», este texto de Chimamanda Ngozi Adichie, razona a partir de experiencias propias y ajenas, los motivos que le llevan a ser una “feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres”.

El pequeño texto Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie estaba en principio ideado para ser una conferencia TED, un evento anual donde algunos de los pensadores y emprendedores más importantes del mundo están invitados a compartir lo que más les apasiona. De hecho podemos encontrarlo en Youtube, de ahí su concisión, pero debido a su éxito, decidió publicar una versión revisada de la misma.

Comienza la autora enumerando los prejuicios a los que deben enfrentarse las feministas, presentadas como mujeres feas, infelices o alejadas de la cultura y tradiciones africanas, y cómo ha ido desmontándolos con el paso del tiempo. A continuación, y valiéndose de numerosas anécdotas protagonizadas por ella misma y mujeres y hombres de su entorno, va desgranando diversos elementos que muestran la discriminación cotidiana a la que se ven sometidas las mujeres, no solo africanas, sino también estadounidenses, y cómo le han servido para tomar conciencia.

Muchas de estas situaciones nos resultarán también familiares. La incapacidad de muchos para percibir la desigualdad actual (“antes sí había, ahora estáis bien”), las dificultades para movernos solas por hoteles y bares (mucho más acusadas en Nigeria, eso sí), el reparto de tareas del hogar, la expresión de las emociones…

Rabia, rabioso, son palabras que se repiten a menudo a lo largo del libro y que señalan con exactitud sus sentimientos, y los de muchas mujeres,  ante estas discriminaciones. Y frente a esta desigualdad propone una primera solución: la educación, tanto de nuestras hijas como de nuestros hijos. Así, va señalando los errores que se cometen al socializar a las niñas: el matrimonio como aspiración,  la renuncia como costumbre en las relaciones, la competencia con otras mujeres, la vergüenza ante el propio cuerpo y su sexualidad.

Termina la obra señalando la necesidad de la palabra feminista frente a expresiones más genéricas, que invisibilizan la exclusión de las mujeres a lo largo de los siglos. Pone como ejemplo las opresiones de clase y raza, que sí resultan muy evidentes para la mayoría.

En resumen, se trata de una obra muy breve, que no entra en grandes teorías ni profundos debates, pero en el que se exponen unas ideas básicas sobre feminismo con un lenguaje claro y accesible, a través de pequeñas historias con las que nos vamos a sentir muy identificadas. Es un texto ideal para iniciarse en lecturas feministas, apto para todas las edades, y por ello lo hemos escogido desde Marea Violeta Jerez para la sesión de inauguración de nuestro Club de Lectura.

Elena Gascó

Profesora. Miembro de Marea Violeta Jerez. @gasco_elena

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