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Towanda Rebels: «Las feministas tenemos más fe en los hombres que el resto de la sociedad»

Fotografía: Teresa Lozano y Zua Mendez, las creadoras de Towanda Rebels./ Ana Claveria @instanteskelebek

La plataforma Towanda Rebels nació en 2017 de las entrañas de Zua Méndez y Teresa Lozano, amigas, actrices y feministas. Su objetivo: hablar de igualdad, denunciar el terrorismo machista, la mercantilización de la mujer y la violencia de género. 

Comenzaron a quitarse capas y terminaron bailando en pelotas bajo la luz de la luna, súper felices. De esta forma resumen Zua Méndez y Teresa Lozano el reencuentro consigo mismas, una vez que abrazaron el feminismo. Soltaron la frustración de haber padecido las consecuencias de un mundo machista al tomar conciencia de que la igualdad no era más que un cuento chino. Ambas, actrices y con estudios superiores, han perdido el miedo y quieren crear cosas. Se han convertido en las frankenstein de Towanda Rebels (TR), plataforma desde la cual hablan sobre «feminismo como forma de ser, de entender, de mirar la vida para cambiar privilegios por derechos, desactivando el patriarcado con risa, ironía y crítica». Pretenden zarandear los cimientos de la sociedad desigual que mercantiliza con las mujeres. Con #HolaPutero, vídeo que se hizo viral, dejaron clara forma de comunicar sin tabúes, descolocando a toda la ciudadanía y desatando la cólera de muchos.

OP.- No se os ve feas, ni muy amargadas y estáis perfectamente depiladas para ser feministas, no encajáis mucho con el perfil que tiene la sociedad.

Teresa Lozano.- Precisamente los perfiles y los estereotipos están ahí para romperlos, no son reales. El machismo se ha escudado mucho en eso, en insultar a las feministas. ¿Una mujer con el pelo corto o que no viste según el prototipo de mujer femenina es menos mujer, no tiene derecho a hablar? Nos parece absurdo. Vestimos y somos así porque nos gusta, pero también hemos descubierto gracias al feminismo que lo hacemos porque la sociedad nos lo impone en cierta manera. Ninguna mujer se sube en 15 centímetros de tacón porque se sienta cómoda; nos hemos acostumbrado a hacerlo y a decir que lo elegimos y que nos encanta. Sin embargo, no lo haces porque quieres sino porque te han dicho que es sinónimo de belleza y todas las personas queremos gustar. No se trata de ponerte los tacones o no, creo que se trata de saber por qué te los pones y plantearte que si en algún momento no te sientes cómoda pues no tienes por qué hacerlo. Me hace gracia que digas eso porque nosotras no estamos en el prototipo de la típica feminista e igualmente hay para todas, nos critican por todo lo contrario: porque somos blancas, por ser de clase media, porque somos privilegiadas, porque tenemos estudios, porque somos monas… por todo. Cuando te quieren criticar, te critican igual. 

OP.- ¿Os critican las feministas?

Zua Méndez.- A quienes nosotras entendemos como feministas, no.

OP.- ¿Cristina Pedroche puede decir que es feministas?

ZM.- Claro, ella lo puede decir, incluso puede que lo sea, pero no todo lo que hacemos las mujeres es feminista.

TL.- Ni siquiera todo lo que hacemos las feministas es feminista.

ZM.- Yo me pinto los labios, me pongo tacones y soy feminista. Soy consciente de que lo hago porque estoy más atractiva así y me gusta esa sensación; lo tengo claro, sé mis límites y no pasa nada. El problema está en cuando una mujer se engaña y cree que todo lo que hace es feminista. Podemos ser mujeres, ser feministas y hacer cosas machistas. Si no nos damos cuenta de eso, de que nosotras somos las primeras que tenemos comportamientos machistas y frases machistas, nunca vamos a desarticular el machismo.

TL.- Cristina Pedroche se pone el vestido y dice que lo hace libremente. Sí claro, qué casualidad que las mujeres siempre decidamos libremente ir en pelotas con el frío que hace, con unos tacones incomodísimos y, por supuesto, con un compañero hombre mayor, tapado y que da igual si es guapo o feo. El problema no está en que ella se ponga el vestido o no se lo ponga, pero decir que eso es feminista es cuando menos absurdo. Debería hacerse cargo: no es feminista, y sí es machista.

ZM.- Aunque a mí me caiga muy bien, me ría con ella y le agradezca que por lo menos, antes de despelotarse haya metido la cuña feminista, no quita que yo sea consciente de que está ahí porque es muy guapa y entra en el juego. Hay muchísimas mujeres muy guapas igual de graciosas y no las ponen a dar las campanadas.

OP.- ¿Qué diferencia hay entre feminista y feminazi? ¿En qué colectivo os ubicáis?

TL.- Je… Pues la diferencia es que uno existe y el otro no. ‘Feminazi’ es como los unicornios: no existen sólo que se nombran mucho. Ya nos lo tomamos a cachondeo pero es muy fuerte que se compare el feminismo con el nazismo que al final es lo que quiere decir la palabra. Las mujeres nunca hemos hecho daño a nadie, mucho menos a los hombres…

ZM.- Como colectivo (puntualiza).

TL.- …Para conseguir la igualdad. Obviamente a nivel individual, sí. Hay gente buena y gente mala de ambos sexos. Las feministas nunca han dicho: vamos a acabar con los hombres, a exterminarlos, a meterlos en cámaras de gas.

ZM.- Les gusta repetir la frase de odian las pollas. Las reuniones feministas –a las que, por cierto, asisten hombres y a las que están invitados– no son aquelarres. Nos reímos de estas cosas, pero frivolizar con el nazismo liderado por hombres. Todos los dictadores han sido hombres. Hitler era un hombre, por si no se han enterado, que se ha dedicado a exterminar a toda una raza, a homosexuales a mujeres y a personas con diversidad funcional… Me parece muy fuerte que hagan esa trampa de querer igualar el feminismo con el machismo y con la violencia hacia los hombres. ¿Dónde está la violencia?

OP.- ¿Existe un feminismo radical?

ZM.- Sí, claro. Nosotras somos feministas radicales. Radical viene de raíz, no de aaaah.

OP.- Vale, ¿existe un feminismo extremista?

TL.- Eso en realidad sería hembrismo, pensar que la hembra es superior al hombre, pero es que no existe. Ninguna sociedad en el mundo es hembrista.

ZM.-Ni siquiera en la mitología las amazonas se dedicaban a matar a hombres. Ninguna mujer en ningún sitio ha imaginado una asociación de mujeres que se dedique a sembrar el terror entre los hombres, no ha pasado nunca. No lo defenderé nunca, ni estoy de acuerdo con esa idea. Nunca ha habido una respuesta violenta después de haber sufrido como género las humillaciones y barbaridades que sufrimos en todo el mundo en distintos niveles. Hasta ahí llega la no violencia de la mujer.

Los hombres se suicidan porque sufren el patriarcado, tienen que vivir en un rol masculino en el que no pueden llorar, no pueden fracasar, no les pueden abandonar…»

OP.- ¿Qué pensáis cuando oís a un hombre afirmar que es víctima por parte de su pareja de ciertas conductas, las mismas que de producirse a la inversa son consideradas violencia de género?

ZM.- Yo nunca he escuchado en tiempo presente esa acusación, tampoco he conocido a un hombre que me lo haya contado. En redes sociales nos llegan muchos comentarios de hombres que afirman haber sufrido maltrato psicológico por parte de sus mujeres, siempre a posteriori, haciendo un balance, llegando a la conclusión de que esa mujer lo maltrataba. Claro que se pueden dar casos, no lo niego. Los datos están ahí. Las mujeres no agreden a los hombres de manera sistemática por el hecho de que sean hombres y les consideren inferiores. Los casos de mujeres maltratadoras, que no niego que se pueden dar, van desligados al género. Una mujer puede ser mala, pero no porque sea un hombre. No digo que esa realidad no exista, sino que no es sintomática y constante en una sociedad, esa es la diferencia y por eso hay que proteger a la mujer como género. Si no lo entienden, que abran los periódicos o pongan la televisión.

TL.- También está la famosa leyenda urbana de los 30 hombres asesinados por sus parejas…

ZM.- O que se suicidan por ser maltratados por sus parejas.

TL.- Está todo tergiversado. Al final no son hombres asesinados por sus parejas. Cuando un hombre es maltratado por supuesto merece ser escuchado por la justicia, los psicólogos… El problema es que este discurso se utiliza sólo para deslegitimar el feminismo, entonces no me vale. Es un ataque, una pataleta, el “pues nosotros también”, solamente por desacreditar a las feministas y a la gente que está luchando porque se acabe la violencia contra la mujer, bastante grave en este país, y en el mundo ni te cuento. Los hombres se suicidan porque sufren el patriarcado, tienen que vivir en un rol masculino en el que no pueden llorar, no pueden fracasar, no les pueden abandonar… Los hombres también sufren el machismo, éste oprime a los dos géneros que son cajas opresivas, si te sales un poco ya no entras en los parámetros aceptados y ahí está la lucha.

OP.- ¿Habéis sufrido ataques y amenazas como consecuencia de vuestros vídeos? ¿Tenéis miedo real a represalias?

ZM.- Cuando recibes tanta violencia al principio te descoloca. Los primeros días estábamos sin poder dormir del estrés, por querer dar lo mejor de nosotras, por estar recibiendo muchísima información… Sentir miedo, no. Estamos muy arropadas, igual que hemos recibido mucha violencia.

TL.- Miedo, Miedo, no hemos tenido.

ZM.- Llámanos locas. Lo que sí hemos sentido todos los días es mucho asco. Al final te lo tomas a cachondeo y te reafirmas en que vas por el camino correcto. Cuando sus argumentos son: te voy a violar… piensas que a un hombre con el que no estás de acuerdo no le dirías te voy a apretar el culo.

No entiendo que se haya aprobado un pacto contra la violencia de género (…) y, sin embargo, se permita hacer apología del terrorismo machista»

OP.- ¿Cuándo empezasteis, pensabais que os iban a amenazar de todas las formas y colores?

TL.- Otras feministas habían sido muy amenazadas por redes y esto es un problema. Me parece mal que no se pueda insultar al Rey o al presidente del Gobierno e incluso que haya penas de cárcel, y en cambio que las personas actúen con total impunidad, diciendo absolutas barbaridades a mujeres en las redes. No entiendo esa doble moral y justicia.

ZM.- No entiendo que se haya aprobado un pacto contra la violencia de género consecuencia clara de la discriminación y la violencia hacia la mujer y, sin embargo, se permita hacer apología del terrorismo machista. Cuando yo tengo miedo a salir a la calle sola, cuando creo que me pueden pasar cosas, cuando tengo que tomar precauciones…

TL.- Cuando cada semana hay una muerta.

ZM.- Hay una serie de cosas que crean pánico y si eso no es pánico…

OP.- En este tiempo habrá habido quien os haya apoyado y quien no. Supongo que os habéis llevado más de una sorpresa con alguien.

ZM.- Malas (risas).

TL.- Buenas y malas.

ZM.- Con #HolaPutero nos escribían por privado diciendo que el vídeo les había tocado, que siempre se habían sentido mal por recurrir a la prostitución y que les había encantado, que se lo estaban replanteando.

TL.- Ha sido muy bonito ver cómo estabas cambiando a la gente de tu entorno. Vivimos en un círculo en el que nadie diría abiertamente que es machista, ese es el problema. Te das cuenta de que ellos y ellas son unos machistas del copón. Es muy bonito contarle cosas a amigos y familiares, que les parezcan interesantes y ver cómo van cambiando el discurso. Al final queremos enviar el mensaje a todo el mundo pero el cambio directo lo vemos en la gente que convive con nosotras. Nos sorprende gente del cine o del teatro que no esperábamos que fuesen tan machistas.

OP.- ¿Os estáis cerrando puertas a nivel profesional?

TL.- Nos estamos cerrando puertas y estamos abriendo las compuertas gigantes de nuestra libertad y desde nuestra libertad podemos crear lo que nos apetezca. En nuestra sociedad hay mucho miedo a perder el trabajo, las oportunidades, y así perdemos nuestra esencia y nuestros valores. Nosotras hemos llegado a un punto, no sé si será por la treintena, que hemos dicho: «hasta aquí». Obviamente somos actrices y pensamos en si nadie nos va a contratar estando tan posicionadas, pero estamos posicionadas en derechos humanos, por Dios, no es nada descabellado compaginarlo con una carrera de actriz. Estamos abiertas a ser libres y a crear cosas.

OP.- Teresa, afirmas que el feminismo te salvó la vida.

TL.- El “me salvó la vida” no es literal y sí lo es porque en el fondo lo que siento es que antes no era yo misma.

OP.- ¿Antes de qué?

TL.- Antes de (gesto de comillas con los dedos) convertirme al feminismo.

OP.- ¿Cuándo?

TL.- Hace mucho tiempo, no fue un punto concreto. Hay ciertas cosas que te pasan en la vida que o tiras para adelante o no puedes seguir así. El empezar con Towanda me ha cambiado completamente. El feminismo me cambió la vida por poder volver a ser yo misma, decir lo que siento, lo que pienso sin miedo y ver la vida desde una perspectiva muy liberadora. Al mismo tiempo es muy jodida porque encuentras machismo aquí, aquí y aquí (señala la su cabeza), pero el conocimiento es muy liberador.

ZM.- Cuando tomas conciencia de que ciertas cosas te han pasado por un denominador común que es ser mujer, resulta muy frustrante. Nos habíamos creído el cuento de la igualdad. De repente te das cuenta de que había ciertas cosas de las que te culpabas y no debías, de que no eres infalible. No estamos diciendo que siempre la culpa es de fuera, el feminismo no es una disculpa para todo. Muchas veces a las mujeres nos educan para no molestar, no hacer mucho ruido, incluir a todo el mundo, no ser violentas, para que usemos la cabeza porque somos muy emocionales… Te van censurando. Por eso el feminismo nos salva la vida, porque todo eso no es tuyo, es cómo te han educado. Cuando empiezas a quitártelo acabas bailando bajo la luz de la luna en pelota picada y feliz de la vida.

Como lo de feminazi ya ha quedado un poco desfasado, ahora somos puritanas, mojigatas, atacan el ser moralistas»

OP.- Se dice que el 2017 fue el año del renacer del feminismo. ¿Será el 2018 el año del puritanismo?

TL.- No. Me encanta que hagas esa pregunta porque es otra forma de intentar echar abajo todo el trabajo de las feministas e intentar desvirtuar el movimiento #MeToo, el tema del acoso… Es una mentira como una catedral. Como feminazi ya ha quedado un poco desfasado, ahora somos puritanas, mojigatas, atacan el ser moralistas. ¿Qué pasa? ¿Ahora también tener moral es ser moralista, está mal?

ZM.- Tener moral es un sistema de valores que me permite saber lo que está bien y lo que está mal. Si una persona no tiene moral, que se lo haga mirar.

TL.- Claro. En cuanto al puritanismo, ya estamos liberadas. Ahora, eso sí, que nos liberemos sexualmente no significa que el sexo no siga siendo una parte de esfera íntima de las personas. Si ahora criticas algo relacionado con el sexo, eres una puritana, una mojigata y no. Con respecto a las actrices francesas que han firmado el alegato contra el #MeToo, nos hemos quedado alucinadas por la forma tan perversa de entender las cosas y qué flaco favor le hacen al feminismo porque al final los hombres se excusan mucho en eso. Nos entristece mucho que sea así. No será el año del puritanismo, será el año del feminismo radical que está levantando muchísimas ampollas. Las mujeres siempre estamos entre ser putas y monjas, ya nos estamos acostumbrando a ello.

ZM.- El otro día leí un artículo en el que su autora decía que ahora estamos cayendo en el puritanismo y que todo va a ser censurable y que los hombres son perversos. Preguntaba si alguien había pensado que la actual mujer de Woody Allen —director que violó a la hija de siete años de su exmujer y luego se casó con la actual–, no era una víctima sino que ella tenía a la sartén por el mango.

TL.- Sí, con 13 años, já…

ZM.- Si Hollywood nos quiere vender que las niñas estamos deseando que nos metan una polla por el culo, y ella (la autora del artículo) lo compra, si compra que las niñas estamos deseando que un tío asqueroso de 50 años nos haga entrar por la puerta grande, vale, pero yo no puedo comprar ese discurso, me niego a comprar que una niña tiene la sartén por el mango y que la culpa es otra vez de la mujer. No hay que olvidar que a veces queremos agradar, que nos quieran, y estamos hablando de su padre, de su figura paternal, es difícil odiar a una persona que te ha criado. ¡Es mucho más complejo! ¿Cómo podemos caer en el discurso de la mujer malvada? ¿Y cómo salen mujeres, otra vez, con el discurso patriarcal que ellos no se atreven a decir?

OP.- Periodista, actrices… ¿En qué ámbito habéis sufrido más el machismo?

ZM.- (Resoplan). En todos. En la Universidad, machismo a saco.

TL.- En el teatro, en la escuela, pff…

ZM.- Yo he estudiado dos carreras, Arte Dramático y después Humanidades. Durante los 12 años que he estado estudiando, porque después hice un máster, también he trabajado en la hostelería, y en hostelería así (alza las manos hacia arriba). No he estado nunca en ningún sitio en el que no haya habido machismo.

TL.- En el periodismo hay muchísimo. Los periodistas, los humanistas, los escritores… nuestros referentes son todos hombres. En la redacción con 20 años, mona y tal, te mandan donde nadie quiere ir o a donde creen que vas a obtener más información por tu físico y por ser mujer. Algunos dirían que eso es ser inteligente; no, eso es ser machista.

OP.- Towanda Rebels ha nacido como plataforma, tiene su propio canal de Youtube… ¿Con qué perspectivas se creó?

ZM.- En realidad nos lanzamos a Youtube porque no teníamos otro medio para hablar de lo que queríamos hablar. Era una necesidad vital, teníamos a todo el mundo ya harto de escucharnos. Nos parecía increíble que no se hablara de estos temas: mujeres asesinadas, la prostitución, vientres de alquiler… Están pasando tantas cosas, la mercantilización de la mujer está llegando a unos puntos muy serios, ¿y no pasa nada? ¿nadie dice nada? Todo el mundo hablando de Cataluña. He vivido en un país en el que de siete días de la semana, ocho estaban dedicados a ETA y ahora me lo cambian por Cataluña y el fútbol. Yo ya no podía más. Decidimos hablar de lo que nos diera la gana aunque fuese en nuestra plataforma. Nosotras lo hicimos así a ver qué pasaba y mira lo que ha pasado ya. La idea es seguir difundiendo y comunicando. No nos consideramos ‘youtubers’.

TL.- Nunca lo hemos hecho pensando en el número de visualizaciones y de seguidores.

ZM.- Hacemos lo que queremos. Si se hace viral pues bien, si no, también. Esperamos que venga detrás lo que está pasando que nos llamen para ser ponentes, que tengamos repercusión no por hacernos famosas nosotras sino porque se hable de lo que se tiene que hablar.

OP.- Antonia I. Nogales Bocio, doctora en Periodismo y Máster en Filosofía y Cultura Moderna, acuñaba el término feminismo de algodón a aquel que se reivindica en consignas serigrafiadas en la ropa, que está de moda, y que luego no se es capaz de defender porque no saben que el  feminismo reivindica la igualdad. ¿Lo vuestro es una tendencia, feminismo de algodón?

ZM.- Hay quien dice que el feminismo es una moda y que la gente se sube al carro. Hay de todo en esta vida, pero lo bueno de esta moda es que daño no va a hacer. Si consigue que las del feminismo de algodón, –nunca había oído ese término, pero me parece bien–, escuchen discursos feministas, algo se les quedará. Siempre que se mercantiliza alguna idea, al final es capitalismo. Capitalismo y patriarcado van mucho de la mano. Yo no voy a comprar esos productos, pero tampoco creo que hagan daño. Además, no podemos obviar la sociedad en la que vivimos. Se normalizan conceptos de tanto escucharlos. Yo no me canso de repetir que feminismo es igualdad, a ver si les entra en la cabecita. Si hay una camiseta que ponga aquí (señala el dorso) ‘feminismo es igualdad’ pues algún poso irá dejando. A ver si dentro de un año ya no sale ninguna tía en la televisión diciendo ‘yo es que… ni feminismo ni machismo, los extremos no son buenos”. Hay quien dice que feminismo es libertad y que todo el mundo diga y sienta lo que quiera. No, a eso lo llamo ‘ombliguismo’.

TL.- Yo creo que el problema no es el feminismo de algodón, no hace nada malo, si acaso unas tonterías, es algo superficial, sin más. Hay otro feminismo que no es feminismo y que sí hace daño: sobre todo las mujeres abanderadas contra el puritanismo. Eso sí creo que es peligroso porque tiene mucha cabida en los medios de comunicación. De repente llega una tipa que afirma ser feminista y dice todo lo contrario al feminismo, pero lo vende como si lo fuera. Confunde mucho, sobre todo a la gente joven, y está muy relacionado con mercantilizar el cuerpo de la mujer. Eso sí hace mucho más daño que el feminismo de algodón o que salga una tía de Victoria’s Secret diciendo que es feminista.

Fotografía: Zua Mendez y Zua Méndez, las dos mitades de Towanda Rebels./ Ana Claveria @instanteskelebek
Fotografía: Zua Mendez y Zua Méndez, las dos mitades de Towanda Rebels./ Ana Claveria @instanteskelebek

OP.- ¿Pensáis ganar dinero con TR en el futuro?

ZM.- Tenemos claro que para seguir haciendo esto tendremos que vivir de alguna manera. Evidentemente esto nos está llevando todo el tiempo del mundo y lo hacemos con todas nuestras ganas. No le he echado más horas a ningún trabajo y  he tenido trabajos de 60 horas a la semana. Es constante, no hay días libres. No hay nadie más por mucho que pregunten quién es el dueño del canal, quién nos escribe los guiones… Nosotras los escribimos, tenemos las ideas, nos peleamos sobre lo que vamos a hacer o no, editamos…

OP.- Algún hombre apoyará vuestra idea moralmente y os sugerirá temas, ¿no?

TL.- Sí, tenemos fieles seguidores masculinos.

ZM.- Los ‘puteros furiosos’, como nosotros los llamamos, están a saco todo el día y cuando hay algún hombre que se declara feminista les llaman ‘planchabragas’. Les dicen que lo hacen para follarnos y que no les vamos a dejar ni que nos huelan el coño. Ellos se ríen y a veces se despiden diciendo que tienen muchas bragas que planchar (risas). Realmente hay muchos hombres (que las apoyan), más de los que nos creemos. Son bienvenidos y aliados, pero al final somos las mujeres las que tenemos que decidir cómo queremos hacer nuestra lucha y nuestra revolución. Y los necesitamos, si no cambiamos a los hombres, no conseguiremos nada, pero no tienen que venir a decirnos a las mujeres cómo tenemos que hacer nuestra lucha. La mayoría lo entiende, porque cuando dice que son feministas ya se han comido bastante la cabeza. Es una cuestión de perder privilegios y a nadie le gusta.

TL.-  Y de cambiar. Hay hombres que se tienen reeducar igual que nosotras. A veces tachan al feminismo de odiar a los hombres y es al contrario. Las feministas no los odiamos, de hecho tenemos más fe en ellos que el resto de la sociedad, que quienes  afirman que no van a cambiar, que son más primarios. Los tachan de gilipollas y de animales y no estoy de acuerdo. Conozco a hombres fantásticos, maravillosos porque se les ha educado correctamente. Los hombres no tienen un gen de bárbaros. Las feministas somos más optimista en cuanto a como vemos al hombre.

ZM.- En el mundo cuando una mujer dice que es abolicionista dice que cree de verdad que hay otra posibilidad. Cuando se planteó la abolición de la esclavitud era impensable porque era algo que existía de siempre. Si nadie hubiese soñado con el fin de la esclavitud, si  nadie hubiera creído que el hombre y la mujer podían cambiar… Hay que ser responsables, eso de «soy muy mayor para cambiar» lo dice mi padre pero… vamos a hacernos cargo.

Maria Luisa Parra

Periodista. En twitter @MLPARRAGARCIA

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