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Sara Lauper: «Los hombres deben ser unos traidores del patriarcado»

La periodista y activista gaditana Sara Lauper (1990) reflexiona sobre feminismo con el humor que le caracteriza. Con su singular activismo también pretende contribuir a un futuro mejor para las personas sin hogar.

Criada en una familia donde abundaban las mujeres, Sara Lauper pronto recibió la influencia del movimiento feminista. Pero no fue hasta hace relativamente poco tiempo, cuando pasó de la teoría a la práctica. Su infancia y adolescencia, etapas en las que sufrió bullying, fueron muy duras para ella. En esta entrevista la gaditana también advierte de la deriva del periodismo: “Se ha normalizado que los políticos escriban en medios de comunicación y es muy perjudicial”.

OtroPeriodismo.- ¿Cómo llegaste al feminismo? ¿A qué edad comenzaste a tomar conciencia del movimiento? 

Sara Lauper.- En realidad tampoco hace tanto tiempo. Tomar conciencia de lo que es realmente, en mi caso que no soy ninguna teórica, sino una persona que lo puede practicar de base, es un aprendizaje continuo en el que te vas dando cuenta, mientras crees que lo estás practicando bien. Entonces te percatas de que te faltan muchas cosas por saber. Tomar conciencia del feminismo lo veo relacionado con tomar conciencia de tu opresión sexual, es decir, de la jerarquía sexual. 

Sabía que las mujeres tenían un esfuerzo doble que hacer en algunas materias de la vida porque lo veía en mi casa: casi todas somos mujeres, yo no tengo padre… Dentro de lo primero que tú socializas, en la familia, ves que los hombres pueden hacer ciertas cosas que las mujeres no, como decidir si tener un hijo o no. A la vez que tenía claro ese elemento diferenciador, veía que todo mi entorno femenino ejercía como subido, y había cosas que no me planteaba dentro de eso. 

De tal modo que hace unos diez años yo pensaba que un ocho de marzo, un día para la mujer, estaba de más. Pensaba que se acentuaba la diferencia. Por mucho que yo fuera consciente de muchas cosas hace tiempo, no es hasta hace unos tres años que yo no comienzo a aplicar toda la teoría a la práctica.

OP.- Tienes una personalidad muy abrumadora. Vas en contra del orden tradicionalmente establecido. ¿Cómo fue tu infancia y adolescencia? ¿De qué forma te marcó esa época de tu vida?

SL.- En mi casa no había un orden establecido. Una parte de mi infancia, la primera, fue en Cádiz. Duró hasta los siete años. Tengo algunos recuerdos y fue una etapa dura. Luego en Barbate había aspectos que eran muy positivos, porque para mí es mejor vivir en un pueblo que en una ciudad. Realmente un resumen de mi infancia y adolescencia es que fueron duras. Yo era muy rebelde en la adolescencia; fue un cambio muy drástico porque en la infancia fui sumisa. En la adolescencia me dio por cambiar las cosas. En el colegio me fue muy mal. En mi casa no había niños y era la única niña de la casa, así que me relacionaba con los adultos. 

Luego, no entendía bien a los niños. Yo tengo dislexia y en infantil lo pasé muy mal. Después en primaria iba a mi rollo: daba clases de apoyo, no iba a Religión, etc. La verdad es que a mí no me gustaba el colegio nada, ni las clases establecidas. Cuando ya me acostumbré al colegio vino el instituto y también lo pasé mal. A mí me gusta aprender, estudiar las materias que están estipuladas me gusta menos. Cuando era más pequeña sufrí bullying por mi forma de ser y cuando crecí la que hacía bullying era yo (risas).

El maltrato es ahora psicológico. Hoy día un novio dice: “no veas la historia que has subido, no te voy a hablar en un día”. Y si la violencia es física, normalmente va a estar camuflada dentro del sexo»

OP.- ¿Cuál es la fortaleza más importante del movimiento feminista?

SL.- La principal fortaleza es el internacionalismo. No creo que haya muchos movimientos con una clara línea internacionalista de batalla. Cualquier feminista que puedas escuchar en un discurso te dirá situaciones que normalmente le suceden a ella, pero que también le ocurre a una masa no sólo dentro de su sociedad, sino a una masa que se encuentra en India o en el Cuerno de África, por ejemplo. Es un movimiento en el que cualquier militante de base va a saber sucesos que son eminentemente cuestionables y para los cuáles las organizaciones para los derechos humanos tienen que hacer algo ya. 

La fortaleza es esa: cualquier militante sabe dónde están las opresiones más fuertes hacia la mujer, cómo tienen que acabar y a qué organismo se tienen que dirigir. Para mí, que desde la militancia se sepa cómo afecta internacionalmente esta opresión me parece una fortaleza muy importante, porque aporta una visión social general muy fuerte de lo que pasa en el mundo. 

OP.- ¿A quién le interesa minar el feminismo y por qué?

Sl.- Al orden establecido, principalmente al patriarcado de base y, por supuesto, al capital. El capitalismo no sería el sistema que es ni cómo es si las mujeres no sostuvieran una parte del PIB mundial sin cobrar. Me refiero al trabajo de los cuidados o de la maternidad, el trabajo de ordenar la sociedad así: la mujer se queda cuidando a los niños y el hombre va a trabajar. Si no hay mujeres que cuiden de la familia nuclear y suplan todo ese gasto económico desde su propio cuerpo y con su propia fuerza de trabajo, si no hay mujeres que crean en el sistema del amor establecido y si no hay mujeres que se dejen la vida y la piel por todo esto, difícilmente el capital puede avanzar por eso le interesa destruir el movimiento.

OP.- El feminismo y la lucha contra el patriarcado no son solo cosa de mujeres. ¿Qué papel deben jugar los hombres para acabar con el sistema patriarcal?

SL.- Deben ser unos traidores del patriarcado. Es una nomenclatura que se está poniendo de moda últimamente. Es un sistema que te está dando unos beneficios y si no lo sigues, lo estás traicionando. Cuando tú militas en un movimiento de este tipo es como cuando lo haces en un movimiento obrero. Si tú no te ves señalado y para ti es algo fácil ser un aliado entonces no te cuesta ningún trabajo. En el patriarcado repercutiría positivamente que fueras un traidor. Ahí es donde creo que el hombre que milita en feminismo se va a encontrar con una tesitura real. Ser aliado no es decir: “estoy con vosotras, te acompaño a la manifestación”. El papel resulta difícil porque es prácticamente imposible que un hombre pueda ser feminista porque no son sujetos de la opresión, al contrario. Es similar a la lucha anti racista de una persona blanca. Puedo decir que estoy de acuerdo con esa lucha, pero yo no soy un sujeto del movimiento anti racista, esto hay que tenerlo claro. Por mucho que un jefe otorgue beneficios a sus trabajadores nunca va a formar parte de la lucha obrera.

OP.- Vemos en la actualidad muchas agresiones machistas de personas en edad avanzada. ¿Piensas que, para que en el futuro haya menos machismo, se debería educar en primer lugar a padres y madres antes que a los hijos?

SL.- Claro. No se puede hacer una ley y decir que la sociedad ya ha cambiado. Por comprarte una agenda ni eres feminista, ni va a cambiar el mundo. Hay que educar a la televisión, a todo aquél que educa, a los padres, a los abuelos… Es una tarea muy difícil en la sociedad. Se supone que las cuotas son para eso, pero no se usan para ello.

OP.- En algunas entrevistas haces alusiones a Juego de Tronos, ¿qué le pareció el empoderamiento de los personajes femeninos de la serie? En el mundo de la cultura se avanza en igualdad o es de cara a la galería? ¿Y concretamente en el humor?

SL.- Juego de Tronos se ha sumado a un carro y sus gestos son de cara a la galería. Primero de todo, el empoderamiento es un concepto machista. Es una cosa que nos han vendido desde esferas culturales o de compra y venta. El poder no es un concepto feminista. Juego de Tronos ha querido vender lo salvajes y diferentes que son sus personajes femeninos y es mentira. Daenerys tiene 12 años cuando la viola Khal Drogo por primera vez. Emilia Clarke llegó al punto de exigir que no saliera más veces desnuda. La primera temporada de Juego de Tronos es semi porno. Hay violaciones en todos los sitios: en los prostíbulos, a Daenerys, los Greyjoy violan hasta a sus hermanas… Hemos romantizado todo eso en Juego de Tronos. Entre tanta violación hubo un momento de pensar que estaban avanzando las mujeres porque el personaje de Cersei se vincula el poder del trono a las mujeres. Pero al final resulta que ella se muere porque está liada con su hermano y, después de todo lo mala que ha sido, que fue capaz de matar a su hijo, muere en pro de su hermano. Luego está el tema de la locura de Daenerys. Me parece todo un blanqueamiento de las ideas depravadas de un hombre viejo que tiene mucho dinero.

OP.- Los monólogos, las notas de humor o espontaneidad que expresas al comunicar ¿son una coraza contra el miedo? 

SL.- Sí.

El capitalismo no sería el sistema que es ni cómo es si las mujeres no sostuvieran una parte del PIB mundial sin cobrar”

OP.- Además de dar visibilidad a la lucha contra el machismo y el patriarcado, apoyas otras causas como la falta de viviendas para que las personas sin hogar puedan llevar a cabo el confinamiento. ¿Son las personas sin hogar las grandes olvidadas de esta crisis? ¿Cómo ayuda la iniciativa #Yomequedoencalle a este colectivo?

SL.- Las personas sin hogar son las olvidadas siempre. No conozco todavía a nadie al que le haya llegado la renta mínima; yo personalmente. Están tan olvidadas que para que alguien reciba la renta mínima tiene que tener un padrón. Estas personas que no tienen casa no están empadronadas, aparte de que no se han enterado de este tipo de medidas, ni con 400€ pueden hacer mucho para salir de la calle. Dependiendo de la ciudad, sólo el alquiler ya cuesta eso. Además los factores que llevan a una persona a estar en la calle no son los que nos imaginamos. No son solo desahucios; pueden tener relación con enfermedades, adicciones, que esté mal psicológicamente… 

Se relaciona ser vagabundo con ser un borracho. La gente no se pregunta qué fue antes: borracho o vagabundo. El hashtag #yomequedoencalle fue una campaña de la Asociación Elige la Vida que surgió en el confinamiento. Cuando se declaró el confinamiento se metieron a las personas sin hogar en sitios {Sic.}; no para proteger a estas personas, sino para proteger a los demás de los contagios. Cuando empezó la desescalada volvieron a su situación anterior. Durante tres meses esas personas habían salido de la droga, del alcohol, estaban haciendo deporte, leyendo, contentos… Toda esta iniciativa fue para visibilizarlo. Después del confinamiento la heroína ha vuelto, hay mucha gente fatal. A las personas sin hogar le han dado un caramelo para quitárselo luego.

Sara Lauper, periodista y activista gaditana./ Carlos Acal

OP.- También defiende mucho su tierra, Andalucía. ¿Cuál es el prejuicio que más le molesta? ¿Crees que hay diferentes feminismos –como el feminismo andaluz– o diferentes opresiones machistas?

SL.- Yo creo que los andaluces no sabemos mucho de nosotros mismos, de nuestro pasado. No existe un feminismo andaluz, existen corrientes y visiones diferentes. Si existiera un feminismo andaluz nos estaríamos desvinculando del internacionalismo. Hay que tener en cuenta que en Andalucía hay muchos problemas. Hay una hegemonía Norte-Sur, eso está claro en todo el mundo. Todos los años sale alguien diciendo que los niños andaluces llevan un retraso escolar. Me encantaría ver pescar a los niños de Castilla y León, ver cómo se desenvuelven en la calle en el día a día. Llegados a un colapso del sistema quizá sobreviviría antes un niño ‘retrasado’ andaluz. 

Me molesta mucho que se tenga una opinión preconcebida de mí por ser una persona con un determinado acento. También me molesta mucho últimamente el neoandalucismo nacionalista y escribir con el alfabeto de la Andalucía Occidental. En ese vocabulario no veo las vocales abiertas del cordobés.

OP.- Eres muy activa en redes sociales. ¿Qué caso es el más impactante que te haya contado un seguidor/seguidora?

SL.- Me acuerdo que hice una pregunta en Instagram para hombres y mujeres sobre si habían sufrido violaciones. Algunas mujeres me contestaron: “sí, me pasó con cuatro años y fue mi tío, mi abuelo, etc”. Hace poco hablé con una muchacha que reside en Alemania y me habló de un abuso sexual en un gimnasio. Las redes sociales me parecen un reflejo increíble de la sociedad porque la gente se muestra tal y como es.

OP.- La tasa de víctimas de violencia de género por lugar de nacimiento en 2019 es de 5 por cada 1.000 mujeres nacidas en el continente africano y 1,1 en mujeres nacidas en España. ¿Van de la mano racismo y machismo? 

SL.- Se superponen. El patriarcado en los países africanos, cuyas religiones van de la mano del Estado, es de coerción. En la mayoría de países de Europa tenemos un patriarcado de consentimiento. En el de coerción la pureza de la familia implica que las mujeres solo sean tocadas por los hombres que la familia decida porque la mujer allí es un producto. En el caso de nuestra sociedad, en la que todos los países son laicos el patriarcado es de consentimiento. Hay una sofisticación en la que la mujer tiende a pensar que le gusta que le peguen en la cama, pero no la coerciona. Entonces es normal que la cifra de feminicidios oscile en un Estado que está atravesado por la religión o por unas leyes que no responden tanto a asegurar los Derechos Humanos.

OP.- En 2008 se registraron 76 mujeres asesinadas por violencia de género. A 1 de diciembre de 2020 el dato es de 41. ¿En qué se ha mejorado estos 12 años?

SL.- El dato no refleja la realidad. No es normal que por ir corriendo te violen y te maten, pero como en la ley no está tipificado que fuera de la pareja sea violencia de género, pues no se cuentan esas víctimas. El dato que yo considero real está en cerca de 80 y se encuentra en feminicidio.net. Este tipo de conglomerados sí cuenta a Laura Luelmo y a Diana Quer. 

Para mí lo que ha cambiado es la sofisticación de la violencia hacia la mujer. Que te asesine tu pareja está peor valorado que en 2008. El maltrato es ahora psicológico. Hoy día un novio dice: “no veas la historia que has subido, no te voy a hablar en un día”. Y si la violencia es física, normalmente va a estar camuflada dentro del sexo. El porno está educando cada vez más en una violencia más fuerte. Se está virando hacia la violencia en el sexo porque fuera ya se ve mal. Ha cambiado la sociedad, que se ha sofisticado patriarcalmente.

OP.- Las mujeres dedican 12 horas a la semana más que los hombres a las tareas del hogar. ¿Cuánta importancia tiene concienciar a los hombres para que se equiparen a la mujer en el desempeño de estas tareas?

SL.- Es muy importante. Pero ocurre que a las mujeres les han enseñado desde los cinco años cómo se hace una cama y a los hombres desde que tienen 13. La mujer lleva una ventaja de ocho años y va a hacer la cama perfecta. Creo que hay que desvincularse de la perfección porque sino estas tareas las seguirán desempeñando las mujeres. Ellas tienen que salir de estas tareas y que se ocupen también los hombres, dejar de pensar y de decidir qué se hace y qué no, es decir, la carga mental, que considero muy importante. De nada vale que él haga las tareas del hogar pero que ella le diga qué tareas tiene que hacer.

Es inadmisible que el vídeo porno más visto el año pasado sea la violación a un bebé, y el anterior la violación de la manada»

OP.- Brevemente: prostitución sí/no, aborto sí/no, vientres de alquiler sí/no, porno sí/no. ¿Por qué?

SL.- Prostitución no. No hay un bien consumible en los cuerpos de las personas. Aborto sí, porque llevamos luchando desde la segunda ola por tener nuestros derechos reproductivos en la Constitución. Vientres de alquiler no, porque es explotación reproductiva. Porno no. Es inadmisible que el vídeo porno más visto el año pasado sea la violación a un bebé, y el anterior la violación de la manada.

OP.- Recientemente ha muerto Maradona y ha conmocionado a más medio mundo, ¿de qué manera te ha afectado? 

SL.- Maradona no era ni siquiera un buen profesional: se ha dopado, ha pasado del fútbol… Maradona es un hombre que ha cumplido el sueño de muchos hombres, porque es pobre. Han visto cómo ha cumplido todos los ideales de éxito de lo que es ser un hombre: un violador, un drogadicto, un pederasta, un putero y un maltratador de mujeres. Hizo todo lo que le dio la gana teniendo dinero. Se está validando su figura porque es lo que se ha dicho que tiene que ser un hombre de éxito. Todo el mundo que ha defendido a Maradona me parece un hipócrita porque es tan profundo el ideal de éxito que tienen en su cabeza sobre esa persona, y de que ha sido un pobre, que creen que les falta Maradona, y les falta desde el año que dejó de jugar al fútbol.

Sara Lauper./ Estudio Creativo

OP.- Acuñó el término telepatriarcado. En este sentido, ¿qué hacemos mal los medios de comunicación? ¿Qué medios se salvan de pertenecer a él?

SL.- El telepatriarcado está orientado a la televisión, principalmente. Para que un medio de comunicación sea libre, hay que dar un giro al paradigma de lo que conocemos por comunicación. Que los poderes escriban en los medios es perjudicial; no es el poderoso el que tiene que escribir. Un medio debe vigilar la democracia. Esto se está estirando mucho porque es la era de las redes sociales y se ha normalizado que los políticos tengan blogs en medios de comunicación, y me parece sumamente peligroso, no solo para las mujeres, sino para toda la masa humana que hay en España

OP.- ¿Cómo te ves en el futuro en ese mundo y qué le auguras a la profesión?

SL.- En el futuro espero poder escribir y decir lo que yo piense. Aunque no obtenga ninguna contestación de un diario para escribir, porque sabrán quién soy y no les hará mucha gracia. Sí creo que hago un trabajo periodístico, aunque no escriba en un medio hoy por hoy. Yo sólo espero que no me coarten más de lo que ya estamos por estar en este mundo. El futuro de la profesión creo que tiene que pasar por una revolución

OP.- Estuvo unos meses entre 2018 y 2019 en El Salto. ¿Cómo valoras tu paso por ese medio y qué te llevó a dejar de colaborar con ellos?

SL.- Sólo hablaba con una persona de El Salto Andalucía, Paco, y me llevaba genial con él, pero sí que es verdad que no recibía mucho feedback de la parte central, que al final es la que pagaba. Mi paso lo valoro como un trabajo más. Dejé de trabajar porque no se me renovó y no lo hicieron porque son unos liberales. El Salto es liberal. Se vale de la suscripción de las personas y de subvenciones estatales. Me parece muy mal que un medio que le ha vendido a las personas que son libres sea otro panfleto.

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